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ESPAÑA

Jordi Pujol: «No soy un político corrupto»

El expresidente no se arrepiente de nada, no responde a ninguna pregunta sobre su fortuna, y abronca a los diputados del Parlament

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Dos meses después de su confesión por escrito, que cayó como una bomba en pleno proceso soberanista catalán, Jordi Pujol compareció ayer ante la comisión de Asuntos Institucionales de la Cámara catalana, donde negó todo menos la herencia. «La existencia de dinero en el extranjero puede ser criticada, pero no presupone que sea ilícito ni que haya salido del erario público. No he sido un político corrupto», señaló Pujol, un día antes de que su hijo político, Artur Mas, convoque la consulta sobre la independencia de Cataluña.

El expresidente catalán, protagonizó en el legislativo autonómico un epílogo agrio y crispado a su dilatada carrera política, decepcionó e indignó a la mayoría de los grupos, evitó responder a los interrogantes planteados, no mostró la más mínima intención de arrepentirse por haber tenido una fortuna oculta al fisco durante más de tres décadas y además abroncó a los diputados, a los que acusó de mentir, de practicar una política infantil, de tratar de desmoralizar a la población, les tachó de frívolos para intentar liarlo todo, de intoxicar y de crear la sensación de que CiU y el expresidente de la Generalitat son culpables.

«Si todo hubiera sido tan corrupto, tan terrible y esos gobiernos tan incapaces, este país no se hubiera aguantado», aseguró en un tono airado, que causó un gran malestar entre los diputados de Esquerra, PSC, Iniciativa, PP, Ciutadans y CUP. Solo CiU, que mantuvo una posición de respeto hacia su padre político, al que arropó y defendió en todo momento, se mostró satisfecha. Para el expresidente catalán, se ha abierto una causa general contra su persona y contra su obra política.

Pujol se ciñó al milímetro al guión que le habían preparado sus abogados en la comparecencia de dos horas y media horas para dar explicaciones sobre la fortuna que tenía oculta en un paraíso fiscal y que no declaró a Hacienda durante 34 años. Como hacía cuando era presidente aplicó la máxima del 'avui no toca' y todas las cuestiones que le plantearon las obvió, como si no hubiera escuchado.

Como ya detalló en el comunicado que envió el 25 de julio el expresidente relató que los fondos que confesó tener en el extranjero proceden de una herencia de su padre, Florenci. «La historia es larga pero la explicaré entera porque demuestra que no ha habido ni corrupción ni trato de favor», dijo. «No me metí en política para ganar dinero, porque ya lo tenía», añadió. Lo tenía, porque, según su versión, su padre, un hombre que se hizo rico en la bolsa y en el contrabando de divisas, decidió dejar un dinero en el extranjero para su familia por el miedo que tenía a que el compromiso político del hijo acabase obligándole a salir del país. «Mantuvo ese dinero en términos de reserva, no para hacer negocios, sino en previsión de necesidades futuras. Alguno puede pensar que se hizo por codicia. Pero lo hizo porque tenía miedo, por si me venían mal dadas», expresó el exmolt honorable.

Cuando murió su padre, en 1980, poco después de que Pujol fuese investido por primera vez jefe del Ejecutivo catalán, esos fondos ocultos en el extranjero y que estaban a nombre de su mujer y sus hijos era de 140 millones de pesetas de la época, una suma nada despreciable. Pero el expresidente no mostró ningún documento notarial que acreditase que era una herencia y a qué cantidad ascendía el legado. Pujol dijo que con ese dinero podía haberse dedicado a hacer negocios, pero que su opción vital fue «hacer país» y «construir Cataluña». Relató además que se quedó al margen de la gestión de la fortuna y que se la encomendó a dos amigos, que tampoco identificó. «A veces, decisiones que se toman en un minuto y un segundo, pueden condicionar toda una vida», afirmó con cierto tono pesaroso.

Niega ayuda de Rajoy

Más allá de 1980, Pujol ya no aclaró nada, a pesar de que los portavoces le pusieron sobre la mesa una buen retahíla de preguntas. Los grupos pidieron al fundador de Convergència que explicara por qué mantuvo el dinero oculto durante tantos años y no se acogió a ninguna amnistía fiscal; por qué ha confesado ahora; si el dinero guarda relación con la quiebra de Banca Catalana; si tiene cuentas en paraísos fiscales; si está al tanto de los negocios de sus hijos; y qué sabía del famoso 3%; y si él, sus hijos y el partido se lucraron con las comisiones ilegales a cambio de adjudicación de obras. Pujol no contestó a ninguna pregunta. Solo respondió a una para tronar indignado: «Es mentira». La pregunta iba sobre si en 2012 pidió al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, un trato de favor para él y sus hijos.

El expresidente trató con su silencio de salvaguardar a su familia, que tiene varios frentes abiertos con la justicia. Por un lado, el juzgado de instrucción 31 de Barcelona investiga la fortuna de la familia Pujol Ferrusola en Andorra; el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz mantiene imputado a uno de sus hijos, Jordi Pujol Ferrusola, por delitos de blanqueo de capitales y contra la hacienda pública; la Fiscalía también investiga a Oleguer Pujol por un presunto delito de blanqueo; y Oriol Pujol, exdiputado y exsecretario general de CDC, está imputado por cohecho y tráfico de influencias en la trama de ITV. De nada de eso habló pese a que fue interrogado con minuciosidad. En la comisión parlamentaria de investigación que se aprobará la próxima semana tendrá que responder. Siempre que se constituya y no haya un adelanto electoral que disuelva el Parlamento de Cataluña.