Economia

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Los Presupuestos del Estado son la plasmación práctica de la política que piensa aplicar el Gobierno de turno cada año. Los datos que contienen explican mucho mejor sus deseos verdaderos que horas de discursos y montones de entrevistas. Lo malo es que esas intenciones se debaten y airean hasta la saciedad, pero luego nadie, ni siquiera la oposición, se toma demasiadas molestias a la hora de realizar el descargo presupuestario, cuando en lugar de señalar intenciones hay que detallar realizaciones.

Si el presupuesto en cuestión se refiere a un año plagado de citas con las urnas, como es el caso del presentado ayer, la cosa cambia pues el objetivo muda. Ya no se trata tanto de servir a los intereses generales sino de conseguir los mejores réditos electorales, dos objetivos que rara vez coinciden en el tratamiento.

El Gobierno dispone este año de un margen de maniobra más amplio. Por un lado tendrá más ingresos, tras la suma de una ligera mejoría de la base imponible y de un aumento de los tipos, tras las subidas impositivas decretadas en los años anteriores. Mientras que, por su parte, los gastos alivian su presión como consecuencia de unas menores atenciones por desempleo y una severa reducción de la prima de riesgo. Pero no se hagan demasiadas ilusiones, la deuda seguirá creciendo porque el deficit seguirá existiendo. Es decir, seguiremos rebotando hacia el futuro una buena parte del coste de la solución de nuestros pecados actuales.

A los funcionarios les aplica el palo de una nueva congelación salarial compensada con la zanahoria de una mayor tasa de reposición de funcionarios jubilados. Más empleo contra menos salarios. Mientras que a los pensionistas, que aportan un océano de votos, les asegura una ligera subida.

Por último, las previsiones macro enfrían ligeramente el entusiasmo general, pues la revisión al alza del PIB se modera y se le cambia el motor de empuje: se le pedirá más esfuerzo al consumo privado y a la inversión. Sin embargo, y como elemento esperanzador, me gustaría destacar que si el dólar mantiene su escalada frente al euro, las ventas al exterior pueden darnos muchas alegrías.