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La 'chef' Helen Mirren, en una escena de 'Un viaje de diez metros'. :: FRANCOIS DUHAMEL
Sociedad

Helen Mirren, entre fogones

Convertida en la propietaria de un restaurante con una estrella Michelin, deberá hacer frente a la llegada de una competencia india La actriz británica protagoniza 'Un viaje de diez metros', una comedia producida por Steven Spielberg y Oprah Winfrey

EDUARDO OLAVERRI
MADRID.Actualizado:

Juntar a dos de las piezas más importantes del mundo del cine y de la gran pantalla es complicado. La adaptación de un libro de Ricard C. Morais lo ha conseguido: reunir otra vez a Steven Spielberg y Oprah Winfrey bajo el mismo paraguas. Los dos se enamoraron del proyecto que les propuso la tercera pata de esta producción, Juliet Blake: llevar a la gran pantalla 'Un viaje de diez metros', una comedia que se estrena hoy y en la que la comida y la fusión gastronómica son los ejes. De esta manera, Spielberg y Winfrey volvían a trabajar juntos casi tres décadas después de rodar 'El color púrpura', también basada en una novela. «La comida es una gran herramienta igualadora. Pone a todos al mismo nivel y une a cualquiera de cualquier país», apunta.

Pero en esta ocasión, el registro del proyecto es muy diferente. Nada que ver con el drama sobre el maltrato y la esclavitud que el director planteó a mediados de los ochenta. Ahora, es un viaje de color, sabores y olores a través de dos cocinas tan diferentes como la de los grandes chefs y la india de base. 'Un viaje de diez metros' es el trayecto que hay que realizar para pasar, en un pequeño pueblo del sur de Francia, de un mundo a otro. La familia Kadam decide establecerse en Saint-Antoni-Noble-Val y montar un restaurante con los productos típicos de su país. No pasaría nada si a solo diez metros no se encontrara Le Saul Pleureur, un restaurante de alta cocina con una estrella Michelin dirigido por madame Mallory, a quien da vida una de las grandes damas del cine británico de los últimos años: Helen Mirren. «Madame Mallory es un pez gordo en un estanque pequeño, en un país que se toma la cocina muy en serio. Es muy profesional, está muy comprometida y totalmente dedicada a su restaurante, pero se ha convertido en lo único en su vida. Ella es simple y profesional, comprometida con la comida francesa y su historia», explica la actriz, transformada en esta ocasión en una francesa orgullosa. Demasiado orgullosa a veces, «rozando el extremismo».

Mucho color

Unos sentimientos que también tiene Papa, el contrapunto de Mallory en la película. El patriarca de la familia Kadam -protagonizado por Om Puri- será el encargado de llenar su local con cardamomo, azafrán, cilantro, canela o chiles picantes. Olores y sabores intensos con los que tendrán que luchar Mallory. «Parece muy refinada y elitista, pero es más clásica en su actitud, mientras que Papa es más rústico. Pero eso no quiere decir que el rústico no tenga derecho a vivir», afirma Puri.

«Es una lucha que se convierte en una guerra abierta dentro de una sociedad civilizada, pero sigue siendo una guerra», añade Mirren, que se ha decantado, en sus últimos trabajos, por la comedia (las dos entregas de 'Red'), poner voces a películas animadas (tanto en 'GaHoole. La leyenda de los guardianes' como 'Monstruos University') y colaborar en diferentes proyectos televisivos ('Glee' o 'Phil Spector', con Al Pacino). Este derroche de color, tan típico en todas las películas realizadas por la industria de Bollywood, su forma de comer -algunos con las manos- y el roce continuo fue un reto.

«Las cocinas y los restaurante son lugares muy apasionados. Y las películas con comida deben ser viscerales y hermosas, provocar que el público salga y vaya a un restaurante francés o indio», añade la 'reina' Mirren. Para mostrar al mundo las dificultades diarias de dos restaurantes, los productores escogieron a Lasse Hallström, un director todoterreno, capaz de hacer películas románticas como 'Querido John', 'Casanova' o 'Un lugar donde refugiarse' a hacer pequeñas joyas como 'La pesca del salmón en Yemen' o '¿A quién ama Gilbert Grape?'. También se atrevió a entrar en una cocina, aunque en este caso en una pastelería en 'Chocolat', película melosa protagonizada por Juliette Binoche y Johnny Depp.

En esta ocasión, el realizador sueco estaba preocupado por sacar bien los platos que aparecían, por dar la sensación de realidad que tan bien realizan sus homólogos indios o chinos. «Mi mayor miedo era hacer un primer plano de un plato y que pareciera uno de esos anuncios de pasta con imágenes a cámara lenta, -asegura Hallström-. Y creo que logramos que parezca suculenta cuando la enfocamos».