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Un trío yihadista ridiculiza al antiterrorismo galo

Los tres fichados pasaron los controles en Marsella mientras la Policía los esperaba en París de vuelta de Siria vía Turquía

PARÍS. Actualizado: Guardar
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Francia asiste indignada e incrédula al ridículo de sus servicios antiterroristas. La oposición conservadora exige comisiones de investigación, las víctimas del terrorismo reclaman responsabilidades y el Gobierno socialista reconoce fallos pero escurre el bulto hacia Turquía. El motivo del escándalo es el regreso desde Siria vía Estambul de tres presuntos yihadistas franceses que pasaron en Marsella los controles aduaneros pese a estar fichados mientras la Policía los esperaba en el aeropuerto de París. Finalmente los sospechosos se entregaron a la Gendarmería y dejaron en evidencia los fallos de seguridad cuando el Estado Islámico (EI) acaba de llamar al asesinato de ciudadanos franceses.

La tragicómica película de los hechos arranca en febrero cuando tres franceses fichados y vigilados por los servicios secretos viajaron a Siria para enrolarse en las filas del EI. El trío está vinculado a Mohamed Merah, muerto a tiros por la Policía en mayo de 2012 en Toulouse tras haber asesinado en nombre de Al-Qaida a cuatro militares y tres niños de una escuela judía. Uno es cuñado del terrorista en serie, otro un amigo de la infancia y el tercero un converso al islam con antecedentes penales por terrorismo.

En agosto se presentaron a las autoridades turcas para ser entregados a Francia decepcionados por la experiencia siria. «Están convencidos de haber sido condenados a muerte por el Estado Islámico y por eso se escaparon para acudir a la Policía turca», ha explicado ahora el abogado Christian Etelin. «Todos los salafistas no son terroristas ni partidarios de una yihad donde se degüella a la gente. Pensaron que vivirían una realidad distinta a la guerra, el fanatismo y el crimen organizado, que les horrorizó», añadió el letrado en la radio Europe 1.

Al cabo de tres semanas de retención por estancia irregular, los tres sospechosos fueron conducidos el martes a un vuelo Estambul-París. Pero el comandante se negó a embarcarlos por un defecto en los trámites de expulsión y la policía turca optó por probar fortuna con éxito en el vuelo siguiente. El problema es que su destino era Marsella y parece que nadie avisó a tiempo a París del cambio de avión.

Cuando el trío aterrizó en Marsella, la noticia de su arresto en un aeropuerto parisiense copaba los medios audiovisuales, que citaban fuentes del Ministerio del Interior. Los propios interesados la desmintieron en llamadas telefónicas en las que informaban de que «ningún policía ha venido a recibirnos y eso a nosotros mismos nos ha sorprendido». Fuentes policiales revelaron luego que estaba averiado el sistema informático de cotejo de pasaportes con los bancos de personas fichadas o buscadas.

El epílogo provisional del embrollo también presenta rasgos de comedia bufa. El trío acudió ayer por la mañana a rendirse a la gendarmería de Caylar, un pueblo cercano a Montpellier. Llamaron al interfono del cuartelillo pero nadie les abrió la puerta. Una voz les comunicó desde el centro operativo provincial que debían esperar a la llegada de refuerzos para hacerse cargo de ellos. Ya detenidos, iban a ser trasladados a París para pasar a disposición judicial por asociación de malhechores con fines terroristas.