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Una visitante contempla 'Estudio para el sol de la tarde', lienzo pintado por Sorolla en 1903 y presente en la muestra. :: HUGO ORTUÑO / EFE
Sociedad

El Sorolla que deslumbró a América brilla en las salas de la Fundación Mapfre

La muestra reúne 150 obras del pintor «más cosmopolita», muchas cedidas por grandes museos y colecciones estadounidenses

M. LORENCI
MADRID.Actualizado:

Joaquín Sorolla y Bastida (1863-1923) es uno de los pocos pintores españoles que triunfó en vida en ambas orillas del Atlántico. Consagrado en España y admirado en Europa, arrasó en su presentación en Estados Unidos en 1909. Respaldado por mecenas como Archer M. Huntington, fue aclamado y reclamado por potentados deseosos de ser retratados por el maestro valenciano que triunfó en Nueva York y Boston. Muchas de las obras de aquella época no habían cruzado antes el océano y regresan ahora a España de la mano de la Fundación Mapfre que acoge hasta enero en sus salas 'Sorolla y Estados Unidos'. Cuenta la desconocida historia de un gran triunfo en una exposición de la que es comisaria Blanca Pons-Sorolla, bisnieta del pintor y la autora del extenso e «imprescindible» catálogo razonado que se publicará en breve.

Es una de las grandes muestras de la temporada y reúne un centenar y medio de pinturas, muchas desconocidas o inéditas en España. Recrea la historia de un éxito sin precedentes que comienza hace 106 años, cuando Sorolla, poseedor de todos los premios con los que un pintor español de su época podía soñar, se lanza a la aventura americana. Deslumbró y sedujo al público neoyorquino con escenas de playa bañadas por la mágica luz mediterránea, sus coloristas jardines y, sobre todo, con sus elegantes retratos.

Bajo el patrocinio de la Hispanic Society of America creada por Huntington presentó también sus obras en Boston y Búfalo con idéntico éxito. Repitió triunfo en Chicago y San Luis en 1911, culminando su exitoso sueño americano. Un insólito reconocimiento temprano solo equiparable al de un Picasso entonces en ciernes y que se tradujo en una cascada de encargos.

La espectacular muestra, que pasó antes por los museos de San Diego y Meadows de Dallas con récords de asistencia, «descubre al Sorolla cosmopolita que conquista la escena norteamericana», según Pablo Jiménez, director de la fundación. Logró que grandes museos y coleccionistas norteamericanos pagaran altos precios por las obras acaso más representativas de su época de plenitud. Piezas magistrales como 'Las dos hermanas', la serie de dibujos preparatorios de 'Corriendo por la playa', hallados hace nada en el museo de Brooklyn, y 'Puerto de Valencia' o 'El algarrobo', adquiridas por marchantes europeos en París, Múnich, Berlín o Londres. O las notables y gigantescas '¡Otra Margarita!' y '¡Triste herencia!'