Sarkozy se cuela en el encuentro de Berlín

El resultado de la reunión entre los jefes de los gobiernos alemán y francés parecía tan previsible que los periodistas preguntaron sobre el gran protagonista del fin de semana en la escena política francesa. Angela Merkel midió sus palabras y dijo que había recibido «con interés» la noticia de la candidatura de Nicolas Sarkozy para presidir la UMP.

Manuel Valls no desaprovechó la ocasión de declarar que él «jamás podría decir» que «se siente avergonzado de su país», después de que el expresidente explicase en televisión que vuelve para evitar que los franceses se vean obligados a elegir entre el «espectáculo humillante» de François Hollande, su sucesor en el Elíseo, y el «aislamiento» que representaría un triunfo de la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen. 8,5 millones de espectadores siguieron el domingo por la noche la entrevista de Sarkozy en la cadena pública France2, que lideró su franja horaria. «No sólo tengo ganas de volver, sino que no tengo elección», tronó el expresidente, aunque sus conciudadanos discrepan. Según un sondeo de Le Parisien, el político conservador sólo convenció a un 45% de los encuestados.

Sí dejó buena impresión en la derecha: el 73% le ve con buenos ojos en la familia política que aspira a volve a liderar. Lo desaprueba un 90% de los simpatizantes de izquierda. El 67% de los consultados -41% incluso entre los conservadores- creen que Sarkozy regresa por revancha personal.