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Ed Miliband.
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El enredo constitucional de la autonomía escocesa

La promesa de transferir más competencias a Edimburgo siembra un caos político que enfrenta a los tres partidos unionistas

ÍÑIGO GURRUCHAGA CORRESPONSAL
EDIMBURGO.Actualizado:

El primer ministro británico, David Cameron, reunió ayer a un grupo de importantes diputados conservadores en su residencia oficial de descanso, Chequers, para llegar a un consenso en el grupo parlamentario sobre cómo resolver el dilema planteado por su promesa de avanzar inmediatamente hacia la transferencia de más competencias a Escocia y la queja de diputados ingleses de que se les discrimina. Por su parte, el líder laborista, Ed Miliband, llamó al estrado a los líderes escoceses presentes en la convención que el partido celebra estos días en Mánchester para que recibiesen el aplauso de los delegados, pero ha arrojado más dudas sobre el cumplimiento de la promesa de transferencias antes del referéndum al pedir que se convoque una convención constitucional tras las elecciones de mayo.

El origen del enredo es el anuncio por Gordon Brown, que no acudió al congreso laborista, de un calendario para las transferencias después de algunos sondeos igualados en el referéndum, que se saldó el jueves con una victoria de los partidarios de la unión. A ese calendario siguió la promesa de Cameron, Miliband y el liberal-demócrata Nick Clegg de que darían a Escocia más poderes fiscales y sobre la seguridad social, manteniendo el nivel actual de gasto público. Una hora después de conocerse el resultado, en la mañana del viernes, Cameron anunció la formación de una comisión que publicará un documento en octubre. Será debatido con el Parlamento y la sociedad civil escocesa y el acuerdo será anunciado en noviembre. Al final de enero se presentará un proyecto de ley. Y los tres grandes partidos se comprometerán a introducirlo en el Parlamento tras las elecciones.

El actual alcalde de Londres, Boris Johnson, que no oculta su aspiración a sustituir a Cameron y que ya ha sido elegido como candidato en una circunscripción para regresar al Parlamento, calificó de 'precipitada' la promesa en uno de sus artículos de prensa. Diputados conservadores, como David Davis y Owen Patterson, la criticaron públicamente. Pero Cameron añadió que en ese proceso se incluiría una reforma adicional de la constitución británica para responder a las quejas de diputados ingleses, especialmente de su partido, que dicen que sus colegas escoceses votan en Londres sobre asuntos ingleses que no les afectan porque están transferidos; salvo los del Partido Nacional Escocés (SNP), que tienen la costumbre de retirarse de la Cámara.

Muchos obstáculos

Los obstáculos son amplios y variados. Hay una queja sobre la ejecución de reformas constitucionales de manera tan rápida, porque parece impropia de la tradición británica. La autonomía galesa advierte de su posible marginación en un proceso y el ministro para Gales, Stephen Crabb, quiere convocar una cumbre al respecto.

Los laboristas no pueden aceptar la inclusión del 'problema inglés' en la tramitación de la transferencia escocesa porque significaría que no tendrían una mayoría en el Parlamento para legislar sobre Inglaterra si son elegidos para gobernar. En el debate sobre Escocia, durante la sesión de ayer en su congreso, no ofrecieron ninguna propuesta alternativa a la convención constitucional de Miliband.

El temor llevó a Cameron a prometer una reforma que echó por tierra parte de las propuestas que elaboró una comisión de su partido dedicada a estudiar la cuestión escocesa y sus consecuencias durante un año. Propuso la creación de un comité de los parlamentos británicos para estudiar cómo encajar las piezas de las autonomías. No es muy diferente a la convención constitucional de Miliband, aunque tenga un nombre menos ampuloso.

El líder independentista, Alex Salmond, acusó a los partidos defensores del 'no' de engañar a sus votantes, por lo que no le sorprende que «estén poniendo reparos y rectificando, pero sí que lo hagan tan pronto». La estela del referéndum escocés se sumerge ahora en discusiones a puerta cerrada, de las que pueden emerger conclusiones en un plazo más largo que el anunciado en la campaña.