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La Europa de la unión energética espera a Arias Cañete

Sus críticos creen que asume una cartera «vacía de contenido» por los intereses de los estados y le afean su relación con el sector petrolífero El futuro comisario de Energía y Acción por el Clima, tiene el reto de hacer definitiva la apuesta europea por el mercado único del gas y la electricidad

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Si la Eurocámara no se interpone antes en su camino y veta su candidatura, Miguel Arias Cañete será comisario europeo de Energía y Acción por el Clima a partir del 1 de noviembre. Su elección por parte del nuevo presidente de la Comisión Europea (CE), Jean Claude Juncker, ha dado lugar a un intenso debate no sólo sobre si el exministro de Agricultura y Medio Ambiente es la persona idónea para el cargo -las formaciones políticas de izquierdas y asociaciones ecologistas tienen muy claro que no- sino también sobre el verdadero peso político del puesto que se dispone a ocupar.

Esa cartera reunirá en una sola las competencias que hasta ahora están en manos del alemán Gunther Oettinger (Energía) y la danesa Connie Hedegaard (Acción por el Clima). Arias Cañete tendrá que coordinar sus responsabilidades con la ex primera ministra eslovena Alenka Bratusek, elegida como responsable de una vicepresidencia de nueva creación, la de Unión Energética. Principalmente -pero no sólo-, el exministro se enfrenta al reto de convertir en definitiva y creíble la apuesta europea por el mercado único de la energía, esa quimera de la que se viene hablando hace décadas y que, al parecer, vuelve a estar en el centro de la agenda política de Bruselas.

El conflicto ucraniano ha puesto de nuevo en evidencia la necesidad de impulsar las interconexiones energéticas. No sólo para garantizar el suministro de electricidad y gas. También para aumentar el intercambio de energía y conseguir un mayor equilibrio de precios entre los distintos mercados, algo que beneficiaría a los consumidores domésticos y, sobre todo, a la industria.

Fuentes de la Comisión Europea destacan que las tres grandes prioridades que guiarán la acción política del nuevo equipo de Juncker son enfilar la salida de la crisis e impulsar tanto la unión energética como la nueva sociedad de la información. «Un mensaje que ratifica la importancia que para la nueva dirección tiene el mercado único energético», sostienen esas mismas fuentes.

Hasta el momento, y en lo que más afecta a España, el mayor obstáculo para avanzar en este sentido era la oposición de Francia, reticente a abrir su mercado a la competencia. Allí, el Estado controla total o parcialmente algunas de las más importantes empresas del sector. Sin embargo, la debilidad política y económica del Gobierno de Hollande coloca a Bruselas ante una oportunidad única para conseguir, esta vez sí, que Francia flexibilice su postura.

Sacar costes de la tarifa

Las posturas más escépticas con el papel que puede desempeñar Arias Cañete en su nuevo destino giran, por ejemplo, en torno al argumento de que «en Europa no existe una política común energética porque los intereses nacionales son muy diferentes». «Francia o Alemania se plantean en las renovables o eficiencia energética objetivos que van más allá de los marcados, todo lo contrario que ocurre, por ejemplo, en España y Polonia», explica Javier García Breva, experto en políticas energéticas y expresidente del Instituto para la Diversificación y el Ahorro (IDAE).

Antes de enfrentarse a estas tribulaciones, no obstante, Arias Cañete debía solventar un obstáculo personal: su participación en dos empresas petrolíferas. Un problema que, en principio, ha logrado esquivar al deshacerse de esas acciones.

Por su parte, las grandes empresas del sector en España esperan la llegada de Cañete con una mezcla de escepticismo y esperanza. «Tiene la oportunidad de, por fin, impulsar las interconexiones, y potenciar la seguridad de suministro», opina una de ellas. Otras, sin embargo, ven una ocasión de presionar al nuevo comisario para que regule una política común en lo que se refiere a la tarifa eléctrica. El objetivo es claro: intentar que, por ley, se saquen del recibo los costes ajenos al suministro.