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La Justicia era lenta pero no un cachondeo

La prisión para Pacheco, exalcalde de la mayor ciudad de la provincia, es el simbólico fin de toda una época

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Quedó para el imaginario popular una chusca sentencia suya que acabó por perseguirle. «La Justicia es un cachondeo». Casi 20 años después de pronunciarla -faltan unos meses para tan triste efeméride- el Tribunal Supremo en el que se amparó para reducir una condena por prevaricación, o enchufismo, le ha ampliado la pena. Hasta el punto de mandarlo a prisión. Acaba en la cárcel un símbolo, un icono regional de una época entera de excesos, descontrol del gasto, decisiones arbitrarias. Le decían 'El Enorme' y así ha sido su caída. Del bastón de mando al ostracismo y, de ahí, a la cárcel. Pero acabará entre rejas un buen sector de la sociedad gaditana, todo un tiempo, el de la egolatría y el localismo que se creía con capacidad para superar límites y reglas, para burlar la ley con la excusa casi absolutista de hacerlo todo por el pueblo, para el pueblo pero sin pueblo, con pólvora del rey, con fondos públicos que por ser de todos parecían ser de nadie. Que arreen los que vengan detrás con deudas y errores. Todo por tal de colocar apellido, foto y nombre de la ciudad en un hipotético libro de la historia que ahora recogerá el oprobio de la condena pública. Además, con juicio justo, recurso y revisión. Nadie puede aferrarse ya a la pueril excusa del complot y la persecución política, nadie puede eludir los hechos. Y nadie debería pensar que es un caso particular, individual, aislado. Pacheco es el relato de una época, el más conocido exalcalde de la ciudad más poblada de la provincia acaba entre rejas. Fin de los excesos y del tiempo de los nuevos ricos, con sillón o sin él.