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El expresidente de Spanair Ferran Soriano, en una comparecencia ante la prensa. :: A. ESTÉVEZ / EFE
Economia

La antigua cúpula de Spanair deberá pagar 10,8 millones por la quiebra de la aerolínea

Un juez considera a los administradores y a la Generalitat culpables del concurso de acreedores de la compañía, liquidada en 2012

CRISTIAN REINO
BARCELONA.Actualizado:

Un juzgado mercantil de Barcelona ha condenado a la última cúpula de la desaparecida aerolínea Spanair, que cesó su actividad en enero de 2012, a dos años de inhabilitación para gestionar patrimonios ajenos, y al pago de una sanción de 10,8 millones, por su actuación durante el concurso de acreedores de la compañía. Según la sentencia, conocida ayer, el consejo de administración de la empresa, presidida entonces por Ferran Soriano, actual consejero delegado del Manchester City, no presentó el concurso de acreedores a tiempo, lo que agravó la situación de la sociedad, que desde marzo de 2009 hasta 2012, año de su liquidación, estaba controlada en su accionariado por el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Cataluña.

Por ello, entre los condenados, además de Soriano, se encuentran la Fira de Barcelona, Catalana d'Iniciatives o la empresa pública del Gobierno catalán Avançsa. La Generalitat anunció que recurrirá el fallo al Supremo.

La sentencia de Spanair es el triste broche final de una aerolínea que nunca acabó de remontar el vuelo. Nació en 1986 como iniciativa de la sueca SAS y de los empresarios españoles Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz Ferrán. El 20 de agosto de 2008 sufrió el capítulo más trágico de su historia, cuando el vuelo JK 5022 se estrelló en el aeropuerto de Barajas y murieron 154 personas. El accidente fue la puntilla de la empresa. Aun así, en 2009, instituciones y empresarios catalanes adquirieron el control de la sociedad, con el objetivo de crear una aerolínea catalana que potenciase los vuelos intercontinentales en el aeropuerto de El Prat. La compañía recibió subvenciones por valor de 150 millones entre 2009 y 2012, lo que puso en alerta a Bruselas. Fue precisamente la decisión de la Generalitat de no seguir metiendo dinero a fondo perdido en la empresa y la imposibilidad de encontrar un socio industrial lo que llevó al cierre de la firma, que se veía incapaz de conseguir créditos.

«Como si no pasara nada»

Ahora, el juzgado mercantil número 10 de Barcelona estima que el consejo de administración intervino de manera «directa» en el agravamiento de la insolvencia y da por buena la tesis de la fiscalía, que sostenía que los administradores de la aerolínea retrasaron en exceso la presentación del concurso, pese a conocer la situación de quiebra, lo que fue aún peor. Una vez que fracasaron las negociaciones con Qatar Airways y Turkish Airlines para entrar en el accionariado, la empresa era «inviable», según el fallo, que destaca que aun así, sus responsables continuaron la venta de billetes a los usuarios «como si no pasara nada». Según la sentencia, entre 2010 y 2011 hubo un «incumplimiento generalizado de pagos», a pesar de que las pérdidas comenzaron ya en 2009. Frente al «riesgo evidente», dice el fallo, Spanair siguió operando.

El juez cree que la dirección de Spanair debería haber pedido el concurso el 30 de junio de 2011, cuando ya era un hecho que ningún socio entraría en el capital, que las instituciones públicas no pondrían ni un euro más y la quiebra era inevitable. En cambio, el equipo directivo encabezado por Ferran Soriano no solicitó la antigua suspensión de pagos hasta siete meses después.

Por esta razón, el juzgado mercantil considera que el «concurso es culpable» y condena al consejo porque agravó la deuda de la compañía. Entre todos ellos (Soriano, Michael Balint Szucs, Fira de Barcelona, Miquel Martí, Jordi Bago, Josep Maria Benet, Inversiones Turísticas y Comercial, Josep Mateu, Catalana d'Iniciatives, Benny Zakrisson y Avansça) deberán pagar 10,8 millones en concepto de déficit concursal.