Un compromiso con retraso
El fin del peaje en la autopista Cádiz-Sevilla ha sido anunciado y postergado tantas veces que es comprensible el descreimiento de la ciudadanía
Actualizado: GuardarDurante demasiados años, como demasiados debates, ha servido como arma arrojadiza entre los tres grandes partidos en los parlamentos regional y estatal. Siempre, en campaña, el que estaba en la oposición prometía el final del peaje entre Cádiz y Sevilla, de la obligación del pago en la autovía que comunica directamente, en apenas una hora, la Bahía con la capital sevillana. Miles de ciudadanos han hecho, durante miles de veces, ese recorrido. Y en cada ocasión se han preguntado por qué pagar y hasta cuándo sería necesario contribuir a la financiación, o al mantenimiento, de ese nervio fundamental. Esa consideración ha sido paralela al perjuicio económico que se provoca a un número indeterminado de empresas, cuyos costes crecen como no sucedería si utilizaran otra forma de transporte.
Por eso, por esperado y necesario, resulta plausible el compromiso. El Gobierno ha respondido, por escrito, a la patronal gaditana que no piensa prorrogar la obligación del peaje cuando caduca el acuerdo, allá por 2019. Aunque falten cinco años, sería una buena noticia si los usuarios, si los contribuyentes, tuvieran la certeza de que va a ser así. Han sido varios los desengaños y la desconfianza tiene base racional.
Para evitar que se confunda con una nueva promesa electoral (apenas a unos meses de la cita municipal y con las generales o las autonómicas en el horizonte) resultaría necesario que tanto el PP como el PSOE reforzaran el anuncio con certezas inconfundibles. Tendrían que hacerlo ambos partidos porque nadie sabe cuál de ellos gobernará, ni con quién, cuando hayan expirado los cinco años que aún restan de pago del peaje en la autopista hacia Sevilla.