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L. Fernández Pujals. :: EFE
Economia

Un veterano del Vietnam que ha exprimido sus inversiones

Fernández Pujals repite con Jazztel su 'pelotazo' de 1999 con Telepizza, de la que salió por 360 millones, 1.000 veces más de lo que invirtió

J. A. BRAVO
MADRID.Actualizado:

Para algunos, un lince de las finanzas. Para otros, simplemente un emprendedor que ha sabido exprimir bien sus aventuras empresariales. Leopoldo Fernández Pujals (1947, La Habana), es hijo de emigrantes españoles, aunque tiene nacionalidad estadounidense y, por encima de todo, un olfato excepcional para los negocios.

Cuando este veterano de la guerra del Vietnam -ascendió a capitán- llegó a España tras pasar por grandes multinacionales de la distribución (Procter&Gamble y Johnson&Johnson), abrir una pizzería en Madrid no se antojaba precisamente el negocio del siglo. Así nacía Pizzaphone, donde amasaba la masa y se dio cuenta de que el secreto de esa comida estaba ahí.

Aquello originó el lema histórico de lo que luego sería Telepizza, una de las cadenas de restauración más importantes del país. En poco más de un decenio, la compañía multiplicó sus ingresos y llegó a facturar 250 millones de euros anuales. Saltó a la Bolsa y sus títulos se multiplicaron por 1.000.

Esa fue la rentabilidad que obtuvo cuando en 1999 vendió su parte en Telepizza -ya había hecho algunas desinversiones en los tres años anteriores- por casi 60.000 millones de pesetas de la época (360 millones de euros), aunque por debajo de su cotización y perjudicando a los pequeños inversores. Nada que ver con los 62 millones de pesetas (372.000 euros) en capital con los que inició esa aventura.

De esas ganancias tomó 61 millones para adquirir un lustro después una participación de control en Jazztel. Era 2004 y se hacía con el 25% a 2,5 euros por acción, es decir, cinco veces menos de lo que ahora recibirá de Orange por la participación que conserva (14,5%): casi 483 millones de euros.

Al llegar a la operadora reconvirtió el lema de Telepizza para afirmar que «el secreto está en la fibra». Decía que Jazztel le «había caído del cielo» porque «tiene todo lo que yo no tengo (un buen negocio que rentabilizar) y yo todo lo que a ella le hace falta (dinero y capacidad de impulso)». En sólo 10 días ya había revalorizado un 56% sus acciones.