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Editorial

Que cierren TVE

FERNANDO SICRE GILABERT
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He estado fuera y desconectado de todo y aquello parecía música celestial. Cual ha sido mi sorpresa cuando vuelvo a la realidad y escucho el incidente ocurrido al presidente del Instituto Juan de Mariana. Nos tienen acostumbrados los de UGT a las bravuconadas. Pero que a las mismas entre al trapo los del PP hace que se tambaleen mis esquemas.

Precisamente los de UGT, aquellos que pertenecen y representan a un sindicato que debería callar para siempre desde que comenzaron en época reciente sus escándalos: PSV, ERE, Cursos de formación y un largo etcétera. Aludo a cuestiones de actualidad, porque si aludimos a antecedentes remotos esto sería interminable. Sólo una perla de su insigne fundador Pablo Iglesias, también fundador del PSOE: «... Este partido está en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; fuera de la legalidad cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones». El argumento utilizado por la representación del referido sindicato en el órgano de representación del Ente público ha sido absolutamente falaz. Decían al respecto que «la televisión pública está comprometida por mandato constitucional con valores como la pluralidad», pero les parece que incorporar una voz liberal no es pluralidad sino optar «por una voz marginal por extremadamente extrema, la derecha a la derecha de la derecha, el enemigo número uno de las radiotelevisiones públicas y de todo lo que huela a público». Lo que significa que siguiendo el mismo rasero ahora utilizado, el insigne socialista y ugetista debió haber sido apartado de su cargo por antidemocrático, en cuanto que relativizaba el imperio de la ley, de la misma manera que lo hacen ahora los independentistas catalanes, que presumen a diario de ubicarse de plano en el golpismo contra el Estado. Por supuesto que no es comparable lo de Iglesias y los golpistas catalanes, con el ser liberal. Los primeros se encuentran inmersos en la ilegalidad, mientras que lo segundo es una cuestión circunscrita a la libertad de pensamiento y de expresión.

Supongo que si el representante sindical en el Ente fuera el líder de la UGT en la banca, directamente el Sr. Rallo hubiese sido mandado a «su puta casa» de manera expeditiva, en los mismos términos como lo hizo con el Gobernador del Banco de España. No sé si en representación del PP hubiese estado el Sr Trillo, ante la protesta sindical hubiera recurrido «al manda huevos», aunque todo indica lo contrario. Yo me inclino por «el manda cojones» lo que ha hecho Echenique y demás del PP. Suponía, iluso de mí, que el PP era un partido de corte liberal en lo económico. Parece que no. Debe ser que está echando un pulso por ser más socialdemócrata que nadie. Lo políticamente correcto representa un cosmos a modo de enjambre lleno de capullos.

Sr. Rallo, Ud. no está solo. Yo también exijo que se emplee de manera adecuada el dinero de mis impuestos y en consecuencia reclamo el cierre de TVE.