El zapatazo de Aquilino
Morelle, el consejero despedido en abril por Hollande, se dice víctima de una «purificación étnica» de los anti Merkel
PARÍS.Actualizado:La mala racha del septiembre negro continúa para François Hollande. Cada día un represaliado por el presidente francés comparece con las heridas aún supurantes para tomarse cumplida revancha. Esta vez le ha tocado el turno a Aquilino Morelle, exconsejero político y pluma presidencial, despedido en abril del Elíseo por un antiguo conflicto de intereses y un moderno gusto por lustrar sus zapatos de lujo con un limpiabotas en los salones palaciegos. Se dice víctima de una operación de limpieza para depurar a los antiMerkel en la cúpula del poder socialista francés.
«La lógica que se aplica es la de una purificación étnica. Los hutus contra los tutsis. Todo es nítido. Se empezó por mí y ahora es Arnaud», arremete en referencia a la destitución de Montebourg, el ministro de Economía que alzó la voz contra la austeridad. «Ahí han firmado su crimen», dice en el semanario Le Point de Hollande y los ministros de su cuerda floja. «Van a obedecer a Merkel como buenos perritos (...). Merkel va a tratarnos como nos merecemos, como lacayos», fustiga el hombre que susurraba andanadas contra el capitalismo financiero a las orejas del presidente.
Es un ajuste de cuentas en toda regla por lo que llama «mi liquidación por la checa hollandista», una ácida comparación con la policía política de la Unión Soviética. Una venganza por «una caza al hombre, un complot» del que se dice víctima. Sus detractores desempolvaron que en 2007 cobraba por asesorar a unos laboratorios farmacéuticos cuando era inspector de Sanidad. Le asestaron la puntilla al revelar la historia del limpiabotas que hacía venir al Elíseo para limpiarle su cara colección de zapatos.