Salmond desdeña que los bancos den la espalda a la independencia
Dos entidades bajo control de Londres anuncian que llevarán a Inglaterra su sede legal si se produce un triunfo del 'sí'
EDIMBURGO. Actualizado: GuardarCuando Emilio Botín emprendió su expansión en Europa, encontró en Reino Unido a un banquero escocés, e independentista, que tenía la ambición de modernizar e internacionalizar un banco que mostraba síntomas de atrofia. Sir George Mathewson y Botín, máximos ejecutivos del Royal Bank of Scotland (RBS) y del Banco Santander Central Hispano, sellaron, en 1988, un acuerdo por el que ambas instituciones adquirieron el 5% de acciones del otro banco.
Esa estructura fue un éxito para ambos y quedó disuelta en 2004, cuando el Santander, ya conocedor íntimo del sector bancario británico, adquirió una gran caja de préstamo hipotecario desmutualizada y con graves problemas, Abbey. El más alto funcionario del Ministerio de Hacienda en sucesivos gobiernos conservadores, sir Terence Burns, abrió la puerta a Botín, pero un joven banquero, Stephen Hester, había ejecutado la tarea de adecentar Abbey para ponerla en venta.
El Santander iba ahora a competir con el RBS y el fructífero acuerdo debía disolverse. El independentista Matthewson pasó a formar parte del consejo internacional de asesores del Santander. Y el joven Hester se marchó de Abbey, ya parte del banco español, en busca de un nuevo empleo. Al cabo de dos años, un ejecutivo portugués del Santander, Antonio Horta-Osório, se convirtió en consejero delegado de Abbey y después de la firma ya integrada, Santander UK. La llegada de Ana Patricia Botín a Londres desplazó a Horta-Osório de la dirección.
Al estallar la crisis financiera, el Gobierno laborista encomendó a Hester, que se había ido a una firma de inversiones, dos tareas difíciles consecutivas: hacerse cargo del primer banco arrollado por la crisis, Northern Rock, y después, cuando el RBS que Mathewson había dejado en manos de Fred Goodwin fue rescatado del hundimiento por el Gobierno, en noviembre de 2008, el Tesoro, propietario ya del 84% de las acciones del RBS, nombró a Hester como consejero delegado.
El otro gran banco escocés, Bank of Scotland, que había absorbido otra caja desmutualizada, Halifax, para convertirse en HBOS, también fue arrollado por la crisis. El Gobierno de Gordon Brown logró esta vez que otro grupo bancario, Lloyds, se hiciese cargo de la entidad escocesa herida. Pero la persistente crisis de liquidez obligó al Tesoro a adquirir el 43% de las acciones del banco. En 2011, usando el voto de esas acciones, el Tesoro eligió a Horta-Osório como consejero delegado de Lloyds. Otros directivos del Santander UK le acompañaron.
Privatización
A lo largo de 2013, la prensa especializada británica afirmó repetidamente que el ministro de Hacienda, George Osborne, quería culminar el proclamado éxito de su política económica con la privatización de los bancos intervenidos. Quería que Hester preparase la venta de acciones del RBS al público y anunció también que TSB, una rama escocesa que la UE obligó a desgajar de Lloyds, saldría a Bolsa. Hester se resistió y en diciembre pasado fue destituido de su cargo. El Tesoro nombró a Ross McEwan. TSB salió a Bolsa, pero Lloyds retiene más del 60% de sus acciones.
Cuando el líder independentista, Alex Salmond, denunció ayer una nueva campaña de intimidación por el Gobierno de Londres tras el anuncio por RBS y TSB de que, en caso de que haya un voto favorable a la independencia, trasladarán su sede legal a Inglaterra, se basaba en el conocimiento de que estos bancos no son entidades privadas e independientes, con ejecutivos elegidos por accionistas que buscan su beneficio.
RBS y TSB son bancos en los que el Gobierno tiene el control directo o indirecto y ha nombrado a sus directivos. En fin, que, cuando David Cameron acudió el miércoles a Edimburgo para alentar a los escoceses a rechazar la separación en nombre de los sentimientos que unen a los habitantes de Reino Unido, lo hizo, a puerta cerrada, en la sede de la aseguradora Scottish Widows, propiedad de Lloyds, en el que el Londres es el mayor accionista.
Salmond fue más lejos. Acusó al Gobierno de cometer un delito. Como ocurrió esta semana con la noticia del fallecimiento de Emilio Botín, las sociedades cotizadas en Bolsa han de cumplir la ley que establece los mecanismos de información sobre hechos relevantes que pueden afectar al valor de sus acciones.
Salmond señaló en una rueda de prensa, en Edimburgo, que la BBC informó ya la noche del miércoles de que una fuente del Tesoro había adelantado a uno de sus periodistas que el RBS anunciaría su intención de trasladar su sede a Londres en caso de que los escoceses voten por la independencia y dijo que pedirá una investigación. El responsable del Tesoro es George Osborne, el ministro que preside el comité escocés en el Gabinete británico, el cerebro gris de una campaña por la unión que atraviesa dificultades en los últimos días.
Salmond también advirtió de que el traslado de la sede no tiene consecuencias fiscales, porque los impuestos se basan en las operaciones realizadas en determinado territorio fiscal, no en dónde está la sede legal. Y subrayó que el consejero delegado del RBS no tiene intención de trasladar sus operaciones escocesas, unos 35.000 trabajadores.