El mundo de la banca despide a Emilio Botín
Los grandes empresarios del país acompañan a la familia del banquero, que fue enterrado en Puente San Miguel
SANTANDER.Actualizado:El camino hasta el palacio de El Promontorio silencia los sonidos de la calle poco a poco. Unas cuantas escaleras, y en la misma planta baja, a mano izquierda, el velatorio con los restos de Emilio Botín, fallecido en su domicilio de Boadilla del Monte a causa de un infarto y trasladado hasta su Santander natal, como era su deseo, a la casa de su infancia.
La familia quiso reservar ese momento para despedirse de él en la intimidad, pero no cerró la puerta a nadie que quisiera brindarle el último adiós. Ayer por la mañana se percibía el cansancio en los rostros de algunos de sus hijos y otros allegados que, visiblemente afectados, seguían allí para recibir a cuantos quisieron ir a darles el pésame.
El salón, abierto de par en par, está presidido por un gran retrato del padre, Emilio Botín-Sanz de Sautuola y López, fallecido en 1993. Son dos estancias conectadas. En la primera, están reunidos los seres queridos de Emilio Botín, de riguroso luto, hablando casi en susurros. Comentan el consuelo que supone saber que «ha sido muy rápido», «dentro de lo malo no ha sufrido», repetido como un mantra, como queriendo espantar el dolor. A cada rato, saludan a alguien que entra y les extiende la mano. Lo mismo influyentes financieros desplazados en avión privado, que políticos de la región o hasta algún vecino anónimo que quiso ir a presentar sus respetos. Se escuchan «gracias» y sonidos de abrazos en medio del silencio. Pasean desde la primera hasta la segunda a la del salón, donde está el féretro en el centro, sobre una gran alfombra y bajo los frescos del techo, con cuatro grandes candelabros en sus esquinas.
Alguien dejó una pequeña flor blanca posada en el crucifijo de la cubierta. A la derecha, sobre un mueble, varios portaretratos con fotos de escenas familiares, de las bodas de los hijos, del abuelo con los nietos... A ambos lados del féretro, dos únicas coronas de rosas rojas de «esposa, hijos y nietos». El círculo íntimo, a su lado. Todas las demás, en otra habitación contigua con acceso directo desde allí.
Con el paso de las horas se fueron acumulando tantas coronas y ramos de flores que acabaron ocupando también la terraza con vistas a la Magdalena. Las cintas revelan la identidad del remitente: desde Antonio Banderas a Fernando Alonso, la Fundación Príncipe de Asturias, el Gobierno de Cantabria, del presidente Ignacio Diego, de la familia de Alfredo Kraus, de numerosas entidades bancarias, de empresas, de la Fundación Valdecilla...
En el exterior, continúa el goteo de coches oscuros con chófer parando ante la verja, de furgonetas de floristerías, de personalidades del mundo de la banca y de la empresa caminando apresurados por Pérez Galdós. Los presidentes del BBVA, Francisco González; Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán; Endesa, Borja Prado, y Bankinter, Pedro Guerrero, que llegó acompañado por la consejera delegada de la entidad, María Dolores Dancausa, fueron algunos de los empresarios y financieros que trasladaron sus condolencias a la familia.
Además, a la capilla ardiente también acudieron directivos del Santander y sus filiales que, en algunos casos, habían reemplazado la tradicional corbata roja, todo un distintivo de la entidad que en muchas ocasiones llevó Emilio Botín, por otra de color negro. Entre estos directivos estaban el vicepresidente del Banco Santander, Matías Rodríguez Inciarte y el presidente de la entidad en Portugal, Antonio Basagoiti. Acudió también el presidente del Grupo Vocento y consejero del Santander, Rodrigo Echenique.
El ex consejero delegado del Banco Santander, Alfredo Sáenz, respondió, a preguntas de los periodistas, que considera que Ana Patricia Botín, nombrada presidenta de la entidad, está «preparada de sobra» para ejercer esa responsabilidad.
Y, entre la comitiva de elegantes trajes oscuros, pasa una pareja de mediana edad, que piden al personal de seguridad si les dejan entrar a dar el pésame a los hijos de Botín. Ella se llama Charo de la Fuente y su marido, Juan José Rodríguez. Tras estar un buen rato en el interior del palacete, salieron visiblemente emocionados. La mujer contó que decidieron ir a dar el último adiós porque consideran que Emilio Botín «ha sido una buena persona, que ha hecho muchas cosas por Cantabria, y mucho más que no se conoce, y le tenemos que estar muy agradecidos».
Ciudadanos anónimos
Fueron de los pocos ciudadanos anónimos que se atrevieron a atravesar la solemne verja del Promontorio, «seguro que la gente no vino por pensar que no les dejarían entrar, pero yo dije a los familiares que solo soy una ciudadana y me han agradecido muchísimo que fuera. Estuve con una sobrina, muy sencilla y agradecida. Me voy muy satisfecha», dijo Charo de la Fuente con la voz entrecortada. Aunque no conocían personalmente al finado, «es como si lo conociéramos», cuentan, «porque nuestro hijo trabaja aquí», «y yo tengo una cosa íntima con Botín, le llamo de otra manera. Pero me lo callo», desvela ella.
Charo deja en el aire la incógnita sobre el nombre que ella utiliza.
Hay otras dos mujeres que han hecho lo mismo que Charo y Juan José. Son las hermanas María Pilar y Begoña Rueda, burgalesas que veranean en Santander, cuyo vínculo con la familia Botín es ser «accionistas del Santander, y hemos venido porque nos ha impresionado la noticia de su muerte, tan rápido todo. Era un gran señor, que pienso que ha hecho bastante por España, dentro de los fallos que ha podido tener, como todo el mundo», comenta una de ellas. Pudieron mostrar sus condolencias a la viuda, «estaba al lado del féretro, muy agradecida por la gente que se preocupaba por él y sentía pena por su situación».
Al otro lado de la carretera, una docena de vecinos saca fotos con el móvil y sigue con curiosidad el cortejo de personalidades.
Los empleados del Grupo Santander en España guardaron un minuto de silencio en memoria de su anterior presidente, Emilio Botín. Además, en la Intranet del grupo se ha habilitado un buzón para que los empleados que lo deseen puedan expresar sus condolencias. El entierro se realizó en la intimidad.