La resignación vuelve al colegio

Tiene la Junta de Andalucía un don para la distracción, como los buenos prestidigitadores. Consigue que todos los espectadores miren hacia un lugar mientras oculta un movimiento que le conviene invisible. Con el inicio del curso escolar que se realiza hoy, lo ha dejado bien claro. Ha conseguido poner en el centro de la discusión un asunto paralelo, y por supuesto achacable al Gobierno de Madrid, como es la entrada en vigor de la Lomce. Sin embargo, ha logrado que nadie repare en el descenso continuado de la inversión pública en educación, uno de los pilares básicos de cualquier sociedad que aspire a tener futuro y presente. Este año, y van, la vuelta al cole está marcada de nuevo por un incremento de alumnos (unos mil, según admite la Junta de Andalucía) y un descenso del gasto. Lo que viene a suponer, por un claro concepto matemático, que la inversión por alumno vuelve a descender. Mucha batalla ideológica con el Gobierno, mucho discurso sobre el compromiso con la sanidad y la educación pero, cuando llega el momento de los hechos, la administración autonómica tiene otras prioridades, cada vez arriesga, invierte, gasta y cree menos en los alumnos andaluces. Con todo, lo peor es que el truco funciona. Este abandono progresivo y sordo se produce entre la resignación de docentes y padres. Ni rastro de protestas ni reivindicaciones, de debate ni exigencias. Sólo resignación.