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Alex Salmond, agachado, celebra los avances del 'sí' con un grupo de simpatizantes en Edimburgo. :: LESLEY MARTIN / AFP
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Los sondeos obligan a Cameron a dar la cara

El 'premier' británico y el líder laborista viajan hoy a Escocia para afrontar el empuje del 'sí' a la secesiónLos tres grandes partidos que aspiran a mantener la unión impulsan un calendario de mayor autonomía sin acordar aún las transferencias

ÍÑIGO GURRUCHAGA ENVIADO ESPECIAL
EDIMBURGO.Actualizado:

El líder independentista escocés, Alex Salmond, afirmó ayer en Edimburgo que la campaña del 'no' a la secesión de Reino Unido «se ha desintegrado y se está cayendo a pedazos», después de que los líderes políticos británicos suspendieran su comparecencia hoy en la sesión parlamentaria de preguntas al primer ministro y pusieran rumbo a Edimburgo para intentar enmendar el aparente ascenso del voto favorable a la independencia en la consulta del próximo día 18.

David Cameron ordenó que ondease la bandera escocesa en Downing Street hasta la fecha del referéndum y pidió a los ayuntamientos de Reino Unido que copien su iniciativa. Hoy emprenderá con el líder liberal-demócrata, Nick Clegg, y con máximo responsable laborista, Ed Miliband, el viaje a la capital escocesa, ofreciendo una sensación de urgencia que sólo puede obedecer a la publicación de sondeos alarmantes.

Ayer se dio a conocer una encuesta que concede práctica igualdad a la intención de voto por el 'sí' y por el 'no', con un punto de diferencia en favor del mantenimiento de la unión. El domingo había aparecido el primer sondeo que da una leve ventaja a los partidarios de la independencia. Y, de pronto, una campaña con muy poca presencia de los líderes británicos, en particular de los del Gobierno de Londres, cambia de tono.

La primera reacción corrió a cargo de Gordon Brown con una coreografía previamente acordada. El último primer ministro laborista pronunció la noche del lunes un discurso en una asociación de mineros en el que ofreció un calendario para la promulgación, por el Parlamento británico, de mayor autonomía para Escocia, cuando aún no ha culminado la implementación de la última ley de transferencias.

El día 19, veinticuatro horas después de la victoria del 'no' en la que todavía confían, los tres grandes partidos británicos se reunirán para elaborar un Libro Blanco, que presentarán un mes más tarde. Y, después de un período de consulta con representantes de la sociedad civil, un proyecto de ley será presentado en el Parlamento con las nuevas transferencias para finales de enero. El Gobierno de coalición de conservadores y liberal-demócratas y el líder laborista, Miliband, emitieron de inmediato mensajes de respaldo.

La nueva estrategia puede resultar efectiva. Analistas políticos canadienses han explicado la victoria del 'no' en el referéndum independentista de Quebec de 1995 por el gran mitin que impulsaron los líderes partidarios de la unión tres días antes de la jornada de votación. Hasta entonces, la secesión sacaba seis puntos de ventaja en las encuestas, pero la consulta se zanjó con una ajustada victoria de los unionistas por el 50,5% frente al 49,5%. Pero es sin duda en el caso británico una respuesta improvisada ante el aumento del voto partidario de la independencia.

En primavera, los tres grandes partidos hicieron públicas sus nuevas propuestas constitucionales para Escocia, a las que llegaron por vías diferentes. Presentaron entonces los líderes escoceses de las tres formaciones un breve documento en el que se comprometían a dar más autonomía a la región, que es, según los sondeos, la opción más popular entre los escoceses, aunque no se vote en este referéndum.

Diferencias entre unionistas

Las fuerzas unionistas no ofrecieron entonces calendario alguno. El sistema político británico entra después de la consulta escocesa en la carrera hacia las elecciones generales que han de celebrarse en mayo. El calendario que ahora impulsa Brown ofrece un proyecto de ley de mayor autonomía para Escocia en enero. ¿Será capaz el Parlamento de Westminster de cumplir todos los trámites de esa norma en unas cuantas semanas?

Si lo hace, después de un rechazo escocés a la independencia que garantizaría la unión para las próximas décadas, los partidos en plena contienda electoral lograrían pulir las notables diferencias entres sus diferentes propuestas y apagar la disensión predecible de parlamentarios individuales. Uno de los principales obstáculos sería el propio Gordon Brown, que quiere transferir a Edimburgo hasta el 15% del impuesto sobre la renta, cuando los 'tories' se proponen hacerlo por completo.

Vuelan los líderes de Londres a Edimburgo y Salmond afirma que esta iniciativa «muestra que la elite de Westminster está sintiendo pánico porque la tierra de Escocia se mueve bajo sus pies». En fin, que las cámaras de televisión filmaron ayer el izado de la bandera escocesa, la Saltire, y en el primer intento se desprendió del mástil y cayó sobre los que trataban de colocarla.