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MUNDO

La soterrada guerra de Moscú

La mayor parte de los combatientes en las filas separatistas del este ucraniano han sido enviados desde Rusia

RAFAEL M. MAÑUECO CORRESPONSAL
MOSCÚ.Actualizado:

En el este de Ucrania, en las regiones rebeldes de Donetsk y Lugansk, han estado luchando hasta el anuncio de la nueva tregua acordada el viernes unos 30.000 combatientes, 15.000 en cada bando. Así lo asegura Pável Felgenhauer, analista militar del rotativo ruso 'Nóvaya Gazeta'. Según sus estimaciones, en las filas de los separatistas hay actualmente no menos de 5.000 soldados del Ejército regular ruso, es decir un tercio del total.

Pero, además, Antón Gueráshenko, consejero del ministro ucraniano de Interior, sostiene que, de los aproximadamente 10.000 prorrusos levantados en armas, «sólo un 10-20% son habitantes locales». Todos los demás, subraya Gueráshenko en declaraciones al canal 112 Ukraína, «llegaron a Donetsk y Lugansk procedentes de Rusia». Son en su mayoría mercenarios reclutados por los servicios de seguridad rusos (FSB, ex KGB) y voluntarios, algunos, según organizaciones rusas defensoras de los derechos humanos, enviados a la guerra a regañadientes.

En el lado ucraniano, según distintas estimaciones, combaten cerca de 11.000 soldados de las fuerzas regulares, unos 3.000 miembros de la recién restablecida Guardia Nacional, que incluye un núcleo formado por militantes de la organización ultraderechista Pravi Séktor (Sector de Derechas), y un millar de paramilitares de los batallones Kiev, Azov, Donbass y Aidar. Estas cuatro unidades están constituidas por nacionalistas ucranianos y numerosos voluntarios de extrema derecha llegados desde distintos puntos de Europa, de los países del este fundamentalmente.

La presencia de radicales dentro de las fuerzas ucranianas está sirviendo a Moscú de argumento para calificarlos de «nazis», apelativo que, según el mismo criterio, se puede aplicar a los grupos ultranacionalistas rusos que participan en el reclutamiento de los mercenarios que integran el grueso de los destacamentos separatistas en el este de Ucrania. Está además comprobado que entre los prorrusos hay antiguos guerrilleros chechenos, abjasios y osetios.

Las autoridades del Kremlin han negado en todo momento tener ninguna implicación en la guerra en Donetsk y Lugansk y sostienen que los rusos que allí pelean lo hacen a título personal. En lo que se refiere a las tropas rusas, el presidente Vladímir Putin ha asegurado de forma repetida que no toman parte en el conflicto. Los paracaidistas rusos capturados el mes pasado en suelo ucraniano, según Putin, «se extraviaron y atravesaron la frontera por error».

Varios medios informativos rusos han difundido en los últimos días materiales sobre enterramientos secretos de soldados en Pskov, Kostromá y el Cáucaso. El diputado regional de la formación liberal Yábloko, Lev Shlosberg, recibió la semana pasada una brutal paliza por parte de unos desconocidos, al parecer, por facilitar a un diario de la ciudad de Pskov grabaciones de las conversaciones entre oficiales, que probarían que la mayor parte de los componentes de una compañía de la División Aerotransportada número 76 perecieron en Ucrania en combates con las tropas de Kiev.

Lápidas sin nombres

Perecieron, según Shlosberg, 80 soldados y sólo 10 sobrevivieron. Tras las informaciones aparecidas en el rotativo local 'Pskóvskaya Gubérniya', gracias a la revelaciones del diputado, el cementerio en donde fueron enterrados los militares rusos ha sido puesto bajo estrecha vigilancia y de las lápidas, según la radio Eco de Moscú, han desaparecido los nombres de los difuntos.

Por otro lado, el pasado 28 de agosto, el primer ministro de la autoproclamada república de Donetsk, Alexánder Zajarchenko, reconoció que a las fuerzas separatistas que tomaron el puerto de Novoazovsk se unieron 3.000 rusos llegados desde la vecina provincia de Rostov del Don. Aquel mismo día, el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, denunció la penetración en el territorio del país de «columnas de material pesado, camiones con armas y munición y tropas regulares de la Federación Rusa».

Al día siguiente el Gobierno británico, citado por la cadena estadounidense CNN, aseguraba que en Ucrania entraron «entre 4.000 y 5.000» efectivos rusos, información que coincide con la facilitada por Felgenhauer. El Pentágono estadounidense y la OTAN detectaron entonces los movimientos de las columnas rusas de tanques, blindados y camiones. Fotografías de las imágenes obtenidas por satélite del avance de los convoyes aparecieron en numerosas televisiones mundiales.

La Alianza Atlántica cifra en 20.000 el número de soldados rusos desplegados actualmente junto a la frontera ucraniana, en el norte de Crimea y en Rostov del Don. Felgenhauer añade otros 20.000 «que llegarían en tan sólo dos horas al este de Ucrania si en Moscú lo estimaran necesario».