Mas ignora la oferta de cambiar la consulta por una reforma constitucional
El líder del PSOE admite que no pudo convencer al presidente catalán de que desista de sus planes, pero espera que no vulnere la ley
Actualizado:Igual que hace un año cuando lo propuso el anterior secretario general del PSOE, la Generalitat recibió con escepticismo el ofrecimiento socialista de acometer una reforma constitucional como solución a la encrucijada de Cataluña. El Gobierno catalán no descarta abrir el melón de la Carta Magna para sondear una vía de escape al laberinto catalán, pero sí rechaza esta solución como moneda de cambio de la consulta prevista para el 9 de noviembre.
Una semana antes de la Diada y casi dos meses antes de la fecha fijada para el referéndum catalán, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y el nuevo líder del PSOE, Pedro Sánchez, mantuvieron ayer su primer encuentro oficial. Dos horas en las que el líder socialista pudo comprobar de primera mano que Mas se mantiene enrocado en su intención de convocar a los catalanes a las urnas. El presidente de la Generalitat tiene «claros sus objetivos», admitió Sánchez. Estos pasan por votar el 9-N. Y toda oferta que no contemple esta posibilidad puede llegar a ser valorada por la Generalitat, como gesto de distensión, pero ni siquiera se le da el rango de merecer un análisis a fondo, como hizo el consejero de la Presidencia, Francesc Homs, tras el encuentro entre Mas y Sánchez.
Como hace un año cuando Alfredo Pérez Rubalcaba acudió al Palau de la Generalitat a presentar su propuesta de España federal, en la que Cataluña tendría un trato «singular», desde la Generalitat le respondieron a Sánchez que concrete más sobre cómo sería esta reforma constitucional y, sobre todo, le emplazaron a que la consensúe con el PP antes de ofrecérsela al Gobierno catalán. La Generalitat, consciente de que de momento el PP no tiene intención de moverse ni un milímetro en todo lo que pueda sonar a cesión ante los catalanes, acogió con bastante frialdad la oferta del PSOE, quizá más que hace un año, en parte porque ha comprobado que en doce meses no ha habido cambios. «No esperaremos sentados a que se pongan de acuerdo (PP y PSOE) y nos toque la lotería, Cataluña debe hacer su propio camino», afirmó Homs, dejando claro que el Gobierno catalán no acepta una reforma federal a cambio de la consulta.
Sánchez pudo constatar que Mas sigue firme en su voluntad de convocar el referendo, de la misma manera que el presidente de la Generalitat conoció de primera mano que el PSOE, antes con Rubalcaba y ahora con Sánchez, apoyará al Gobierno de Rajoy cuando decida impugnar la ley de consultas y el decreto de convocatoria. El nuevo secretario general del PSOE se mostró muy contundente en su rechazo al referéndum y no dejó entrever ningún mínimo cambio en la posición socialista en relación a la cuestión catalana. «No vamos aceptar una consulta que consideramos ilegal y que no está en el marco constitucional. La soberanía nacional reside en el pueblo español», señaló. A su juicio, votar el 9 de noviembre «profundizará la fractura social». Eso sí, y también en este punto coincidiendo con el discurso que mantiene el Gobierno, expresó su esperanza en que Mas cumplirá su palabra de no cometer un acto ilegal. «Ningún gobernante tiene derecho a quebrantar la ley, ni a hacer elegir entre identidades, la catalana y la española», remató.
El término nación
Sánchez inició su comparecencia hablando unas palabras en catalán, gesto conciliador que gusta en Cataluña, pero más allá del detalle no hizo casi ni una concesión al catalanismo. Ni siquiera reconocer a Cataluña como nación, extremo que fue muy debatido durante el largo proceso del Estatut y que el propio secretario general contempló cuando aún era candidato a las primarias del PSOE. En esta ocasión, en cambio, y a pesar de que el PSC lo defiende sin ambages, no quiso entrar en «debates de términos» y recordó que el concepto que aparece en la Constitución es «nacionalidades».
Sánchez, en cualquier caso, tendió la mano a Mas para trabajar juntos para evitar la fractura, invitación al diálogo que hizo extensiva al Gobierno de Mariano Rajoy. La fórmula del líder del PSOE es «primero acuerdo» sobre cómo llevar a cabo la reforma de la Carta Magna y «luego votación» para refrendar esa modificación del texto constitucional.
La otra oferta que llevaba Sánchez, esta de parte del PSC, era la posibilidad de que los socialistas pudieran dar apoyo al Gobierno catalán en caso de que perdiera el respaldo de Esquerra. Pero para que llegara a fructificar, dijo, Mas tiene que «abandonar su intención de convocar una consulta ilegal».