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Baggio marca un gol. Debajo el Papa con Maradona. :: AFP / EFE
Sociedad

La alineación del míster Bergoglio

Estrellas como Messi y Zidane se reúnen en Roma para jugar un partido interreligioso a favor de la paz auspiciado por el Papa

PEDRO SAN JUAN
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Los campos de fútbol son de lo más apropiados para el diálogo interreligioso. Ni en las iglesias se ve a la gente hacer la señal de la cruz tan a menudo y con tanto énfasis como a los jugadores en los terrenos de juego, al entrar, al salir y al meter un gol. Esto en lo que toca a los cristianos. Hubo musulmanes en la Liga española que destacaron por su observancia religiosa, caso del sevillista Kanouté, y los hay como Benzema que siguen también los preceptos del Corán.

Para probar que el campo no sólo es terreno abonado para las zancadillas sino también para la paz, la amistad y la concordia, anoche se celebró en el Estadio Olímpico de Roma un partido entre futbolistas estrella de distintas creencias auspiciado por el Papa, aunque él se lo perdió y, según fuentes vaticanas, tampoco lo siguió por televisión por aquello de recogerse pronto para levantarse temprano. No obstante, el Pontífice sí grabó un vídeo en castellano en el que destacó la importancia de «jugar en equipo» para que la competencia, «en lugar de ser guerra, se convierta en paz». La grabación fue emitida en el estadio capitolino.

De Leo Messi a Zinedine Zidane, las glorias de este deporte dijeron al mundo que convivir es fácil si hay voluntad. Sólo hubo un problema antes del partido: el egipcio Mohamed Aboutrika se dio de baja porque no quería jugar con «sionistas».

Organizó el evento el jugador argentino Javier Zanetti, después de hablar con Francisco. Ambos acordaron que el dinero de las entradas, con un precio entre ocho y treinta euros, será para sendas fundaciones que han creado, ambas para apoyar a niños y jóvenes. En concreto, los fondos tendrán como destino el proyecto de Buenos Aires 'Una alternativa de vida', programa dirigido a la integración de menores desfavorecidos a través de la educación.

Como entrenadores, Tata Martino y Arsene Wenger. Pudieron alinear a los italianos Buffon y Baggio, al ucraniano Shevchenko, a los argentinos Cholo Simeone y Diego Maradona -que regaló por la mañana al Papa una camiseta con el 10 de la selección de su país-, al turco Belozoglu, a Özil, alemán de padres nacidos en Turquía, al israelí Benayoun, al brasileño Ronaldinho y al camerunés Eto'o, entre otros.

Bergoglio, seguidor del San Lorenzo de Buenos Aires, ha señalado en varias ocasiones que los futbolistas tienen que distanciarse del mundo del dinero y convertirse en un ejemplo ético para los jóvenes. Los jugadores no han sido tan ambiciosos a la hora de seguir ambos preceptos y han querido dejar lo del dinero tal y como está. Eso sí, todos han suscrito un manifiesto por la paz y el diálogo religioso.