Dos rebeldes prorrusos vigilan una estación de tren en la ciudad de Ilovaysk. :: MAXIM SHEMETOV / REUTERS
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Los prorrusos recuperan el terreno perdido en el este

Los rebeldes intensifican su ofensiva en Lugansk y arrebatan el aeropuerto al Ejército de Kiev, incapaz de frenar el asedio separatista

MOSCÚ. Actualizado: Guardar
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Después de que la semana pasada se detectara la presencia de unidades del Ejército ruso en territorio ucraniano, las cosas para Kiev en el plano militar han ido de mal en peor. Primero perdieron la localidad costera de Novoazovsk y ayer tuvieron que rendir el aeropuerto de Lugansk debido a la enorme potencia de fuego desplegada por el enemigo. «A juzgar por la precisión de los disparos, el cañoneo (contra el aeropuerto) lo llevaron a cabo artilleros profesionales de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa», aseguró ayer en Kiev el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional y de Defensa de ucrania (SNBO), Andréi Lisenko. Según sus palabras, en los combates tomaron parte también tanques rusos.

Como resultado, explicó el portavoz castrense, «las fuerzas ucranianas recibieron la orden de retirarse ordenadamente del aeropuerto de Lugansk y de la localidad de Gueórguievka», situada un poco más al sur, a pocos kilómetros al norte de Lutúguino. Aquí en las inmediaciones de Lutúguino, aseguró Lisenko, «hemos detectado una gran concentración de tropas rusas así como también en los accesos a la ciudad de Schástie», situada al norte de Lugansk.

Todo indica que los rebeldes, con la aparente ayuda de unidades rusas, están llevando a cabo una poderosa contraofensiva para recuperar el control total sobre la ciudad de Lugansk. El próximo paso podría ser desalojar al Ejército ucraniano de los alrededores de Donetsk, urbe bajo asedio desde hace semanas, pero que no termina de caer.

Ayer, durante una visita a la ciudad siberiana de Yakutsk, el presidente ruso, Vladímir Putin, le dijo a un periodista de la BBC que lo que pretenden las milicias prorrusas es «hacer retroceder a las tropas ucranianas de la ciudades». Según Putin, se trata de «conseguir que la artillería ucraniana no siga asolando los barrios residenciales (...) y evitar que sigan muriendo civiles».

A juicio del jefe del Kremlin, «la causa principal de la crisis radica en el hecho de que las actuales autoridades de Kiev no desean establecer un diálogo político real con el este del país». Lamentó que «esta realidad prefieran no verla en muchos países, incluyendo a Europa».

Por su parte, el ministro de Defensa ucraniano, Valeri Galatéi, escribió en Facebook que «desde la II Guerra Mundial no se había visto en Europa una gran guerra como la que ha llegado hasta el umbral de nuestra puerta. Desgraciadamente, las víctimas en una conflagración así no se cuantificarán en cientos, sino en miles y decenas de miles».

Reunión en Minsk

En línea con las denuncias hechas en los últimos días por el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, sobre la presencia de miles de soldados rusos dentro de Ucrania, Galatéi llamó ayer a organizar con urgencia la defensa contra Rusia, que no sólo intenta consolidar sus posiciones en las zonas ya ocupadas, sino también lanzar una ofensiva contra otras regiones de Ucrania». Sin embargo, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, garantizó ayer que su país no tiene tropas en Ucrania ni se propone invadirla. «No habrá intervención militar. Nosotros nos pronunciamos por una solución exclusivamente pacífica a esta gravísima crisis, a esta tragedia», aseguró Lavrov ante los estudiantes del Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú en la apertura del curso.

A su juicio, Occidente «debe exigir a Kiev lo mismo que exige en otros conflictos: poner fin al empleo de armamento pesado y aviación contra las ciudades, contra los civiles». El jefe de la Diplomacia rusa se refirió a la reunión del Grupo de Contacto para un arreglo pacífico en Ucrania, celebrada ayer en Minsk, subrayando la necesidad de que se «pacte un alto el fuego». Este encuentro, en el que participaron representantes de Kiev, Moscú y la OSCE finalizó sin resultados. Cada una de las partes expusieron sus puntos de vista, pero no se alcanzó ningún acuerdo concreto.