Editorial

Maridajes

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De un tiempo a esta parte todo huele a cocina. No existe canal de televisión ni emisora de radio que se precie que no tenga en su parrilla programa alguno, que en su hora 'prime time', nos deleite con las habilidades culinarias de concursantes y maestros consagrados de la alta cocina. No existe famosa o famoso que haga sus incursiones en el mundo de la restauración. La literatura gastronómica se ha puesto de moda. A ello se le ha sumado el mundo del vino. Hace tiempo que el vino tinto, más conocido en estos lares como 'valdepeñita', pasó a tener su denominación de origen. Ya todo el mundo sabe distinguir lo que es un Rioja de un Ribera del Duero, o un Somontano de un vino del Bierzo, un vino de Rueda de un Albariño o un simple crianza de un gran reserva.

La palabra maridaje se ha convertido en un sustantivo al que muchos recurren para dárselas de expertos a mesa y mantel. No todo lo que se marida, fusiona o mezcla está circunscrito al placer de los sentidos. Existen otros maridajes otras fusiones que dan placer al alma, a los sentimientos más íntimos. Un olor con un recuerdo, una puesta de sol con una compañía, una amistad con una entrega, un sentimiento con una persona.

Propongo maridar la literatura con la música. Cada lectura tiene su sonido, sus acordes, sus melodías. El silencio incluso se puede convertir en la mejor compañía para determinados libros. La buena literatura marida siempre bien con la buena música. Imposible concebir a la Maga, personaje de Rayuela de Julio Cortázar, sin sus andanzas por el barrio parisino de Marais y sin el sonido del jazz más clásico, al mas puro estilo de Nueva Orleans, de Ella Fitzgerald o de Kenny Clarke. No se puede entender el existencialismo francés de Sartre y de Camus sin los acordes y las letras de los cantautores con la voz disidentes y mirada pesimista como George Brassens o el valenciano Paco Ibáñez. Imposible entender el Alphe de Borges o su Bestiario si uno no se sumerge empapado de sentimientos en los acordes de un bandoneón y la música tanguera de Astor Piazzolla con la voz sublime de Susana Rinaldi. Nuestro escritor vivo más laureado, Caballero Bonald, aúna el vino de Jerez con la buena literatura y como telón de fondo una soleá por bulerías al más puro estilo de la Campiña vendimiadora, en su obra 'Dos días de septiembre'.

«La virtud es la alegría

Que te alivia el corazón,

Y la desgracia y la pena,

La tristeza y el dolor»

No todos los maridajes se degustan, hay algunos que se disfrutan.