El primer ministro, Manuel Valls, se despide del presidente Hollande en el Elíseo. :: MARTIN BUREAU / AFP
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Hollande blinda su nuevo Gobierno ante las reformas

El presidente de Francia se rodea de ministros de su máxima confianza para tratar de sacar adelante su polémico proyecto económico

PARÍS. Actualizado: Guardar
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El presidente francés, François Hollande, ya tiene un nuevo Gobierno y nadie dentro de él que se atreva a llevarle la contraria. Las únicas tres voces que se habían rebelado contra su política económica han sido retiradas del gabinete y sustituidas con mano firme por el primer ministro, Manuel Valls.

El hasta ahora titular de Economía, Arnaud Montebourg, cuyas dudas sobre el rumbo del Gobierno provocaron la crisis actual, abandona el cargo en favor de Emmanuel Macron, hasta hace unos días secretario general adjunto de la presidencia. Benoit Hamon, que también había criticado la política económica desde la cartera de Educación, será sustituido por Najat Vallaud-Belkacem, la primera mujer que se hará cargo de este puesto en la historia de Francia. Y la responsable de Cultura, Aurélie Filippetti, dejará su cartera a Fleur Pellerin, hasta ahora secretaria de Estado de Turismo. Además, Valls ha creado un nuevo Ministerio de Juventud y Deportes que ocupará Patrick Kanner.

Tras haberse anunciado el lunes la dimisión en bloque del Gobierno y el encargo de Hollande a Valls para que formara otro, el nuevo Ejecutivo cuenta con 16 ministros, ocho hombres y ocho mujeres, en el que la estrella es Macron, al frente de Economía, Industria y sector Digital. Es un hombre de escasa carrera política, muy cercano a Hollande y que a sus 36 años ha desarrollado la mayor parte de su trabajo en el mundo de las finanzas. Se le considera uno de los artífices del actual rumbo de la economía del Gobierno.

La designación de Emmanuel Macron, partidario de una línea más liberal y hombre que no forma parte del Partido Socialista, demuestra la determinación de François Hollande y Valls de blindar las duras reformas económicas que Francia está desplegando contra la crisis, frente a las críticas de los que prefieren una política más social. Valls defendió ayer el compromiso de Macron con la izquierda y pidió que se vaya «más allá de las etiquetas».

El primer ministro justificó así el nombramiento del hombre que, como consejero económico de Hollande, diseñó la política de reducción de impuestos patronales financiados con recortes en los servicios públicos, en sustitución de un Montebourg que, por contra, pedía frenar la austeridad. «No hacemos una política de austeridad», aseguró el primer ministro en la televisión pública France 2, donde recordó que se mantienen las contrataciones de funcionarios en la educación, la policía y que se ha incrementado la inversión en investigación. El jefe del Gobierno, que reiteró que «Francia vivió por encima de sus posibilidades», consideró «inevitable» la salida de Montebourg por sus críticas en la prensa a la línea económica del país, «decidida por todo el Ejecutivo y votada por la mayoría de los diputados». «Sabía cual era la línea del Gobierno», reprochó a su exrival en las primarias socialistas, al que hace menos de cinco meses encargó la cartera de Economía.

Sensibilidad izquierdista

El presidente Hollande, sin embargo, fue clemente con la ministra de Justicia, Christiane Taubira, que había apoyado a los críticos y a la que muchos consideran como el último resquicio de la sensibilidad más izquierdista del Gobierno.

También repite el titular de Exteriores, el experimentado exprimer ministro Laurent Fabius, la de Ecología, la anterior candidata presidencial socialista Ségolène Royal, y el de Finanzas, Michel Sapin, amigo personal de Hollande.

Manuel Valls no logró convencer a los ecologistas de entrar en el Gobierno, aunque mantiene a tres miembros del Partido Radical de Izquierdas, una pequeña formación que tiene 17 diputados, claves para sacar adelante las reformas del Ejecutivo.