Misuri

Un policía en Ferguson, Misuri, liquidó de varios disparos a quemarropa a un joven negro que suplicó al agente que no le disparase, mostrando que estaba desarmado. Fue en vano: varios tiros en la cabeza le causaron la muerte en el acto. La Policía dio una versión entre idílica y llena de falsedades, que ha sido desmentida de inmediato por los testigos y por la prensa que ha investigado el suceso. Lo que merece resaltarse es que ser joven y negro es un factor de riesgo en EE UU y que el racismo no está ni mucho menos desterrado, a pesar de las manifestaciones de líderes que quieren ocultar las miserias de un país hundido en la intolerancia contra la raza negra. Ante el cariz de los acontecimientos, Obama se ha apresurado a acudir al lugar del drama y ha pedido serenidad. Pero una vez cumplido el trámite, y ante la ira de la población, que ha reaccionado violentamente, un desproporcionado despliegue policial ha tomado la ciudad. No se trata del agente soberbio que se extralimita o tiene fobia antirracial, es la manifestación periódica de que la población americana y sus instituciones están descontroladas y se expresan con el dramatismo de una sociedad enferma, simple y carente de valores.