Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Sociedad

Visita al Carrère que escribía ficciones

Dos novelas muestran el lado fabulador del maestro del reportaje y las memorias

Actualizado:

Hubo un tiempo en que Emmanuel Carrère, maestro de la 'no ficción', autor que ha descollado por libros híbridos entre el reportaje y las memorias, escribió novelas al uso, historias nacidas de su poder de invención. Fruto de esa etapa, que llegó a durar 15 años, son las novelas 'El bigote' y 'Una semana en la nieve', que ahora Anagrama rescata y que aparecerán en los estantes de las librerías en septiembre. Pese a que entre las dos 'nouvelles' media una distancia de publicación de casi diez años, ambas obras poseen una atmósfera desasosegante y un aire de pesadilla.

El sello que dirige Jorge Herralde aprovecha el tirón de Emmanuel Carrère en España y dará a conocer en breve dos ejemplos de la literatura más desconocida del escritor francés, en la que empleó a fondo toda su vocación fabuladora. 'El bigote' (1986) es una historia angustiosa de tintes kafkianos. Cuenta con humor negro la zozobra de un hombre que se afeita el mostacho y su esposa no se da cuenta del cambio. Es más, su mujer le asegura que jamás lució bigote, lo que induce en el protagonista del relato un estado de incertidumbre, primero, y de paranoia, después. ¿Se ha conjurado el mundo para ponerle a prueba? ¿Nadie repara en su nueva fisonomía?

'El bigote', que fue llevada al cine por el propio Carrère, para lo cual contó con el actor Vincent Lindon como protagonista, sume al lector en las aguas pantanosas del vértigo. Lo que parece ser un inquietante divertimento en el que parece no ocurrir nada acaba de forma espeluznante. Carrère frecuentó en este libro el cuento filosófico y del absurdo y cultivó esos climas alucinatorios y delirantes que tanto gustaban a su querido Philip K. Dick, de quien el escritor galo escribió una celebrada biografía, 'Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos'.

En 1995 el autor y cineasta publicó en Francia 'Una semana en la nieve', que recibió el premio Femina. Fue el último libro que concibió antes de renegar de la ficción, aunque como guionista Carrère sigue apostando por los mundos imaginarios. Se trata de una tragedia oscura y siniestra que habla del fin de la inocencia. 'Una semana en la nieve' se afilia a la novela de iniciación y cuenta las desventuras de un niño apocado que pasa con sus compañeros unas vacaciones en una estación de esquí. De repente, mientras los chicos están en la montaña, se conoce la desaparición de un niño de un pueblo vecino del que se sabe después que fue violado y asesinado. El escritor mezcla los códigos de la crónica de sucesos y del relato fantástico con el imaginario de los cuentos de los hermanos Grimm.

Curiosamente, esta novela abrió a Carrère las puertas para conocer en profundidad a Jean-Claude Romand, un hombre de apariencia gris y anodina que perpetró una orgía de sangre al asesinar en 1993 a sus padres, su mujer y dos hijos. Romand es el protagonista de 'El adversario', un reportaje literario que se inserta en la tradición que inauguró Truman Capote cuando escribió a 'A sangre fría'. La matanza perpetrada por Romand, que intentó suicidarse después del atroz suceso, movió a Carrère a enviarle una carta a la cárcel para entrevistarle. A los dos años le contestó el parricida porque precisamente había leído 'Una semana en la nieve'. Aunque sólo le vio en tres o cuatro ocasiones, Carrère logró reconstruir la vida del monstruo, que es la crónica de una impostura. Romand hizo creer a todo el mundo que trabajaba como investigador médico de la OMS, cuando la realidad pintaba muy distinta: era un inútil que esquilmó los ahorros de sus padres y suegros con la mentira de que, como funcionario con plaza en Ginebra, podía invertir el dinero en condiciones muy ventajosas en cuentas bancarias suizas. La farsa se desmoronó y, ante el miedo de que se descubriera la patraña, liquidó a su familia.

Con esta crónica Carrère empezó a emplear la primera persona de manera impudorosa en sus escritos, hasta el punto de que los hechos que narra se entreveran con el relato de su vida privada. A partir de ese momento abjuró de la ficción, a la que por ahora no piensa volver, y se ha labrado una reputación como escritor que indaga en la memoria y la realidad circundante. Gracias al uso de esta fórmula, que no renuncia al empleo de técnicas novelescas, Carrère se apuntó otro éxito con la publicación de 'De vidas ajenas', una dolorosa inmersión en el mundo de la enfermedad y la muerte que comienza con el relato del tsunami que devastó Sri Lanka en 2004.

Sin embargo, el gran libro de Carrère quizá sea 'Limónov', obra en la que disecciona la fascinante vida de Eduard Limónov, poeta y fundador del Partido Nacional Bolchevique. Limónov, cuya animadversión a Vladimir Putin convive con la añoranza del comunismo estalinista, experimenta en la cárcel una especie de iluminación. Su lectura es un ejercicio tan subyugante como el que se produce con las mejores novelas.