El pasado revive en el horizonte
La localidad ofrece un paseo por los Siete Puntos Mágicos, donde contemplar paisajes claves en la historia de la ciudad y la provincia
CHICLANA.Actualizado:Deténgase a mirar, porque la vida solo regala momentos imborrables a los observadores. Olvídese del mundanal ruido y haga un esfuerzo de abstracción. El paisaje que se extiende ante usted es, pese a las alteraciones mas o menos acusadas, el mismo que veían sus antepasados. Son los mismos campos que vieron en sus últimos instantes los soldados de la Batalla de Chiclana, antes de teñir de púrpura la Loma del Puerco. Es la misma colina a la que subían a rezar y a ver si iban a ser atacados o si llegaban mercancías de América al Puerto de Cádiz. Es el entreverado de mar y tierra donde se producía la sal y donde se trasladaban el vino a otros puntos de la provincia. Es exactamente el mismo espectáculo que contemplaban los fenicios cada puesta de sol. Son los llamados Siete Puntos Mágicos de Chiclana, una ruta creada por el Ayuntamiento en el séptimo centenario de la localidad y que aún siguen muy vigentes.
La ruta cultural tiene la pretensión de acercar al visitante a la riqueza paisajística de una localidad muy marcada por las condiciones geográficas. Lo hace buscando hasta siete puntos (número mágico y de siglos que tiene Chiclana como municipio) con una gran carga histórica tanto para la ciudad como para la provincia.
Y es que la ruta arranca en la ermita de Santa Ana. Desde este lugar, de fuerte carga identitaria, se oteaba el horizonte ante los ataques del enemigo. Es el punto desde el que contemplar toda la Bahía y con la importante carga simbólica de ser un lugar de peregrinación religiosa. Tampoco se queda atrás la Loma del Puerco. En este punto se homenajea a los que dieron su vida en una batalla que enfrentó a franceses junto a españoles e ingleses, durante el asedio napoleónico de principios del siglo XIX. Cargado de peso histórico, este punto es recordado también con un monumento a los caídos.
Pero si hay un lugar simbólico y mitológico ese es el llamado 'Templo de Hércules'. Se trata de un punto en la costa, entre La Barrosa y Sancti Petri, desde el que ver el ocaso, marcado por la silueta del Castillo de Sancti Petri hoy, del más que probable Templo de Hércules y de Melkart para romanos y fenicios. Un paisaje cultural de gran peso histórico como el ubicado en la Batería Colorá (en el Pinar de los Franceses) desde el que se aprecia el Parque Natural, las salinas y caños por los que viajaban verduras, aceites, vinos y sal producidos en Chiclana.
Miralmar, El Carrascal y La Espartosa completan esta ruta. En ellos, se puede recrear el paisaje natural de bosque mediterráneo, campiña y mar que vivían los chiclaneros de antaño y que ahora disfrutan los del presente.