VERANO DEL 14
Actualizado:Los 'ferragosto' implantan un gran 'agujero negro' en el año, un vacío cósmico en el que la gente se ampara en el puente, en las vacaciones o en las dos cosas para desentenderse de las obligaciones en general, para vivir, a fin de cuentas. Son días de calor, playas atestadas y carreteras imposibles, con un poso de leve desasosiego. No es solo que haya saltado un levante furioso desde donde escribo, por primera vez en el verano, es que ya se atisba el retorno y en pocos días el aire se hará más frío, la luz más blanca, el mar más ajeno y aparecerán los anuncios de la vuelta al cole y la moda de otoño. Sólo hay que felicitarse porque casi han desaparecido los fascículos.
Pese a todo, 'ferragosto' es bisagra. Hasta él, en este verano del 14 hemos asistido a la eclosión de un nuevo capítulo 'climax' del terrible serial de la corrupción española. No queda adonde mirar. El edén catalán ha saltado en pedazos, con toda esa carga de altanería hacia los demás pueblos en general, y el andaluz en particular. La exposición razonada de Alaya ofrece un espeluznante catálogo de prácticas políticas en la Junta que no por conocida en sucesivos fragmentos es menos vergonzante. Gürtel, en la Audiencia Nacional, traza otro estremecedor tablero del políptico del escándalo. El mal de muchos es mal de todos, consuelo de nadie.
En vísperas de que vuelva a arrancar la actividad pública, la semana que entra ya aunque un poco al ralentí, cabe esperar un otoño interesante. En lo procesal, evidentemente, y en lo político. Seguiremos pendientes del Supremo pero no dejaremos de tener los paseos de Alaya camino de su juzgado: la investigación de los cursos de formación promete tomar el relevo del escándalo y si cabe corregirlo y aumentarlo. Entre tanto, no se puede descartar que en el supuesto de que la coalición de gobierno PSOE-IU resista unos presupuestos 'imposibles', la presidenta de la Junta decida acometer cambios para dar más 'punch' político y de gestión a su Consejo, sin que dejen de sonar tambores electorales. Habrá quien piense que vienen tiempos interesantes, sobre todo como una maldición. Lo más atractivo quizá será ver cómo irrumpe la 'nueva política' en este cansino y agotado panorama.