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Barbacoas en la UCI

Un año más se confirma la tendencia a la baja en la afluencia de una fiesta que ya no engancha a los gaditanos

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Por noveno año consecutivo, las barbacoas del Trofeo Carranza han perdido afluencia. Ayer por la tarde, el levante había despejado la playa de bañistas y también de las parcelas que delimitaban antaño el espacio donde por una noche comían y bebían juntos los miembros de una familia, de un grupo de amigos. La imagen que presentaba sobre las ocho de la tarde la zona delimitada entre los módulos 2 y 4 era mucho más tranquila que cualquier fin de semana de agosto, cuando el viento decide quedarse en su casa. Hace más de diez años, cuando se quiso batir hasta un récord Guiness, a esa hora la actividad en el paseo Marítimo era frenética. Ayer ni rastro de esa fotografía archivada en la memoria del gaditano.

Por la noche la cosa no mejoró en exceso y se confirmó que este año la cifra de afluencia vuelve a caer. Los 'jartibles' que se mantienen fieles a la fiesta son, sobre todo, gente joven venida de fuera y familias de Cádiz que bajan a la playa provista de comida como cualquier otro día de verano. Ayer se observaba también cómo muchos jóvenes han reinterpretado esta fiesta como una ocasión más de beber en la calle. «¿Comida? ¿Quién necesita comer? Si nos vamos mañana por la mañana», le decía a un periodista de este medio una joven mientras tiraba con sus amigas de una nevera cargada de hielo y unas bolsas que sonaban a cristal etílico.

Nueve años de pérdida de afluencia son una confirmación absoluta de que esta fiesta cada vez tiene menos sentido. No hay un enraizamiento con la sociedad gaditana simplemente porque no es una fiesta que hunda sus orígenes en la tradición de esta ciudad.

Desde el Ayuntamiento se hacen esfuerzos por delimitar, acotar y reducir el impacto negativo que puede acarrear una concentración de miles de personas haciendo una pseudo barbacoa en la playa. El siguiente paso será certificar que la fiesta ha muerto y que alguien firme su acta de defunción. No habrá lamentos. A muchos gaditanos, lo de las barbacoas dejó de hacerle gracia hace tiempo y si alguna vez la tuvo, ya ni lo recuerda. En cambio, la conservación del tramo de la playa Victoria sí que lo agradecerá.