Los ataques por tierra y aire se recrudecen en el norte de Irak

Al menos 28 combatientes del grupo terrorista del Estado Islámico (EI) murieron ayer durante los bombardeos aéreos estadounidenses y los ataques de las tropas kurdas a algunas de las posiciones de los yihadistas en las cercanía de la presa de Mosul, así como en el monte Ain al Safra y en el pueblo de Nauran. Se trata de uno de los ataques más intensos lanzados por la aviación norteamericana desde que Estados Unidos comenzara su intervención en Irak la semana.

Según el general kurdo Abdelrahman Kurini los bombardeos de la aviación estadounidense que causaron la muerte de casi una treintena de miembros del EI comenzaron la medianoche del viernes al sábado como apoyo a los peshmergas que luchan sobre el terreno para recuperar la presa de Mosul, una de las principales reservas estratégicas de agua de Irak y en manos de los insurgentes desde el pasado 8 de agosto. Kurini, también señaló que algunas informaciones de los servicios de inteligencia confirman que un gran número de yihadistas huyeron hacia la localidad de Talafar, a 70 kilómetros al oeste de Mosul, e informó de que continuarán «dando constantes golpes» al grupo terrorista. «Habrá un progreso significativo en las próximas horas y vamos a recuperar el control de la presa», advirtió.

Un ataque al que el grupo yihadista respondió con el asesinato de otros 312 residentes de la localidad de Kojo, donde ya mataran el viernes a otros 80 yazidíes y secuestraron a las mujeres y a los niños tras concluir un ultimátum de cinco días para que se convirtieran al islam.