«Tenemos que hacer algo más que tirarles comida»
EE UU amplía su intervención en Irak al desplegar nuevos asesores militares para rescatar a los yazidíes atrapados en el norte
NUEVA YORK.Actualizado:Las angustiosas imágenes de los yazidíes atrapados en las montañas de Sinjar y la débil situación de los luchadores kurdos están forzando a Barack Obama a involucrase en Irak más de lo que quería. Ayer el Pentágono notificó el envío de otros 129 asesores militares, que podrían estar preparando la evacuación de los atrapados, decenas de miles de personas pertenecientes a esta minoría religiosa.
Entre los planes que se le han presentado a Obama, de vacaciones en Martha's Vineyard, está la evacuación por aire, según informó ayer The Wall Street Journal. «Estamos estudiando hacer algo más que simplemente tirarles agua y comida», le confió un alto asesor del Gobierno. Sin embargo, no parece haber prisa. Todo el mundo es consciente de que una operación de esa magnitud para rescatar a las entre 20.000 y 35.000 personas que pueden quedar en esos cerros pondría a las fuerzas estadounidenses a tiro directo de los yihadistas del Estado Islámico (EI). Cualquier baja en el lado americano reabriría un doloroso capítulo para EE UU y proporcionaría una victoria a los extremistas.
Nadie tiene dudas de que el Estado Islámico se beneficiaría a nivel propagandístico del involucramiento de EE UU en la guerra civil que vive Irak, motivo por el que el Gobierno de Obama no ha tomado aún ninguna decisión sobre cómo proceder. «Nuestra sensación de cómo está la situación (en el monte Sinjar) es que ya no es tan desesperada como hace dos días», dijo un alto cargo militar al rotativo. El envío de una misión de rescate supondría «una dramática escalada», advirtió, «por lo que merece que nos tomemos un poco más de tiempo en pensarla para evitar una situación como la de 'Black Hawk Down', en la que crees que vas por razones humanitarias y de repente estás metido en una guerra civil».
Solución política
De hecho, los supervivientes de las matanzas yazidíes cuentan que, cuando las fuerzas del EI llegaron a sus comunidades, sus propios vecinos árabes se sumaron a las matanzas contra las minorías religiosas. Esta es una de las razones por las que el Gobierno de Obama insiste en buscar una solución política a la violencia sectaria que asola el país, y de la que se están nutriendo los luchadores que llegan de Siria.
Uno de los problemas a los que se enfrentan los asesores militares estadounidenses que planean la operación es la imposibilidad de diferenciar entre yihadistas y civiles, cuando se trata de decenas de miles de personas a rescatar. El temor es que entre ellas pueda colarse algún terrorista suicida que haga estallar un avión.
Las fuerzas del EI los atacan desde el suelo. De hecho, el martes, un helicóptero iraquí en el que viajan dos periodistas del New York Times y la representante de la comunidad yazidí en el Parlamento iraquí, se estrelló contra una roca mientras trataba de evitar los disparos. El piloto resultó muerto en el impacto, mientras el resto de los pasajeros se recupera en hospitales kurdos.
Estados Unidos tiene anclado en el Golfo Pérsico el portaaviones 'George H.W. Bush', desde el que están despegando los F-18 que atacan posiciones del EI y helicópteros de carga que lanzan municiones sobre las montañas de Sinjar. No son los únicos aparatos al alcance. El Pentágono ha confirmado también la presencia de aviones V-22, que tienen la capacidad de aterrizar y despegar como helicópteros, cerca de Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, donde un equipo de 130 marines estudia cómo rescatar a los yazidíes.
El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes, insistió el martes es que el presidente no ha tomado ninguna decisión. Obama se limita a evaluar las opciones, pero según este asesor, no se lo toma con tanta calma con pudiera parecer. «Sabemos que lanzar agua y comida no es una solución de largo plazo», admitió.
La crisis política de Irak incrementa los problemas para atajar la amenaza del EI y ayer la tensión aumentó al negarse el ex primer ministro, Nuri al-Maliki, a dejar su cargo salvo que lo ordene una resolución del Tribunal Federal, obstaculizando así la transición que pretende liderar su sucesor, Haidar al-Abadi.