Refugiados yazadíes caminan hacia la frontera siria para huir de los yijadistas del Estado Islámico. :: REUTERS
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Al-Maliki aleja el temor a un golpe de Estado

El nuevo dirigente elegido por el Parlamento, Haidar al-Abadi, recibe el apoyo de Irán y la Liga Árabe, que se suman a los de Estados Unidos y la UE El ex primer ministro de Irak pide al Ejército que se mantenga al margen de la crisis política

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Los avances en el terreno político con el nombramiento de un nuevo primer ministro en Irak no han visto aún su reflejo en la pacificación del país, pero sí ha tenido su efecto tranquilizador en la comunidad internacional, sobre todo después hacerse público el apoyo de Irán al nuevo dirigente, que ya había recibido la felicitación de Estados Unidos, la Unión Europea, Turquía y hasta de la Liga Árabe. Aún es pronto para que Haidar al-Abadi muestre su temple y logre un Gobierno de unidad, algo que Nuri al-Maliki, primer ministro saliente, no había conseguido. Al-Abadi no será investido por el Parlamento hasta el próximo día 19, y tiene hasta el 10 de septiembre para formar su Ejecutivo. Pero la tensión política que vive el país bajó un grado cuando Al-Maliki, que había prometido «enmendar el error» cometido al prescindir de sus servicios, hizo un llamamiento al Ejército y a la Policía para que se mantenga al margen de esta crisis.

«Insto a los comandantes, oficiales y demás empleados de los servicios de seguridad a mantenerse alejados de la crisis política para evitar que los yihadistas del Estado Islámico (EI) aprovechen la situación», dijo el dirigente chií durante un encuentro con líderes militares retransmitido por televisión. El mensaje reflejaba la voluntad de Al-Maliki de frenar un hipotético alzamiento y rebajaba su desafío.

La oficina de Al-Abadi no tardó en hacer público un comunicado con las primeras palabras del nuevo primer ministro, que elogió los «esfuerzos realizados» por Nuri al-Maliki y subrayó que éste seguirá siendo «hermano, compañero y un socio clave» en el proceso político». Haidar al-Abadi pidió a los iraquíes «unir sus fuerzas para hacer frente a la amenaza del terrorismo» y llamó a todos los partidos a «abrir la mente para sentarse juntos (...) para desarrollar una voluntad nacional única y común que permita solucionar los problemas constitucionales, políticos y económicos de Irak».

También dirigió palabras de reconocimiento al Ejército, la Policía, los voluntarios y los clanes aliados que luchan para expulsar a los yihadistas de los numerosos puntos estratégicos en los que se han instalado, empezando por la ciudad de Mosul, en el norte del país, tomada el 10 de junio y convertida en base de operaciones para extender un «califato» en territorios de Irak y Siria.

Lucha en las montañas

La ofensiva se concentra estos días en los alrededores de Mosul, donde la aviación iraquí se apuntó ayer una victoria al atacar «importantes» posiciones del EI y provocar 80 bajas en las filas yihadistas. El bombardeo con más víctimas tuvo lugar en la localidad de Sinjar, a 90 kilómetros al oeste de Mosul, donde fueron atacados la sede del Partido Democrático del Kurdistán (PDK), tomada por los radicales, y un convoy de los yihadistas en el Monte Sinjar, en el que viajaba un destacado líder del EI, según apuntó a la agencia Efe el jefe de seguridad de la provincia de Nínive, Mohamed al-Bayati. En estas montañas permanecen atrapados miles de refugiados yazidíes, rodeados por extremistas.

Al-Bayati explicó que las fuerzas iraquíes se encargan de los bombardeos contra posiciones del EI en la zona de Mosul, mientras que la aviación estadounidense centra sus ataques en las proximidades de Erbil, capital de la región autónoma del Kurdistán, en el noreste del país.

En el marco de las operaciones autorizadas el jueves pasado por el presidente de EE UU, Barack Obama, Washington ha enviado aviones y drones para proteger a su personal diplomático en Erbil y a los refugiados cristianos y yazidíes. Uno de estos drones destruyó ayer una posición desde la que el EI lanzaba morteros contra las tropas kurdas cerca del monte Sinjar. La ofensiva sobre el terreno cuenta además con un nuevo aliado, Reino Unido, que desplegará cazabombarderos Panavia Tornado para vigilar los movimientos de los milicianos del EI en el norte.