Irak aparta del poder a Al-Maliki
El presidente nombra un nuevo primer ministro, también chií, para que desbloquee la formación del Gobierno y acabe con la crisis política del país
Actualizado:El nombramiento del chií Haider al-Abadi como nuevo primer ministro de Irak se presenta como un intento de desatascar la profunda crisis política que vive el país desde las elecciones del pasado mes de abril, aunque nada garantiza que este paso fortalezca unas instituciones heridas de gravedad por la ofensiva de los yihadistas del Estado Islámico (EI), que ha logrado hacerse con el control de importantes ciudades e instalaciones de interés estratégico.
El vacío de poder provocado por la incapacidad del ganador de las elecciones, Nuri al-Maliki, para formar Gobierno propició la escalada de violencia que ahora amenaza la unidad territorial de Irak. Al-Maliki se ha convertido así en parte del problema y el nombramiento de Al-Abadi le da la puntilla y le aparta definitivamente del poder. El nuevo primer ministro ha sido elegido por el Parlamento a propuesta del bloque chií Alianza Nacional de Irak, al que también pertenece la formación de Al-Maliki, lo que supone para él una doble humillación.
El presidente del país, el kurdo Fuad Masum, encargó a Al-Abadi la formación del Gobierno en un acto en el que estuvieron presentes el presidente del Parlamento, el suní Selim al-Yaburi, y el jefe de Alianza Nacional, Ibrahim al-Yafari. «La seguridad de Irak está en sus manos. Los asuntos deben volver a su cauce normal», dijo el presidente a Al-Abadi tras encomendarle su misión, para la que tiene un plazo de 30 días.
Washington y Bruselas aplaudieron de inmediato el nombramiento del nuevo primer ministro en lugar de Al-Maliki, a quien acusan de dividir el país y alienar a la minoría suní. El vicepresidente estadounidense, Joseph Biden, consideró un «hito crucial» la decisión del presidente Masum de encargar a Al-Abadi la formación de un nuevo Gobierno. «El vicepresidente Biden llamó al presidente Fuad Masum esta mañana para expresarle el apoyo total de EE UU en su papel de garante de la Constitución de Irak», indicó la Casa Blanca en un comunicado. Biden subrayó «el deseo de Obama de impulsar la coordinación con el nuevo Gobierno y las fuerzas de seguridad iraquíes para hacer retroceder los avances del Estado Islámico».
Masum recibió también el apoyo de la Unión Europea, cuya jefa de la diplomacia, Catherine Ashton, animó a Al-Abadi a «intensificar sus esfuerzos para lograr la rápida formación de un nuevo Gobierno que sea incluyente, preserve la unidad nacional y sea capaz de hacer frente a la crisis actual». Los embajadores de los Veintiocho discutirán hoy en Bruselas la posibilidad de armar a los kurdos para hacer frente al avance del EI, algo que apoyan Francia e Italia pero rechaza Alemania.
Incertidumbre
Frente al optimismo internacional por la entrada de nuevos aires en el Gobierno iraquí, la principal preocupación se centra ahora en la respuesta de Al-Maliki a su sustitución. El político declaró por la tarde su intención de «arreglar el error» cometido con esta decisión, aunque no aclaró los pasos que dará.
«Los cambios (en el Gobierno iraquí) no están claros. Se ha elegido al nuevo primer ministro, pero no está claro que Al-Maliki le vaya a dejar su puesto», consideró Helgurd Hikmet Mela Ali, director de la oficina de medios del Ministerio de Peshmergas en una entrevista con la agencia Efe en Erbil, capital de la región autónoma del Kurdistán.
En el entorno político del cuestionado político no se ha ocultado el descontento. Jalaf Abdul Samad, miembro del partido Dawa, presidido por Al-Maliki y al que también pertenece Al-Abadi, leyó en televisión un comunicado en el que se denunciaba que el nuevo primer ministro «sólo se representa a sí mismo». En la misma línea, Husein al-Maliki, sobrino del dirigente chií, declaró a Reuters que la designación de Al-Abadi «es ilegal e incumple la Constitución. La impugnaremos».
El empeño de Al-Maliki por desempeñar un nuevo mandato ya había sido contestado a primera hora de la mañana por el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, quien a su llegada a Australia advirtió al político iraquí «que no cause problemas». «El proceso de formación de un Gobierno es vital en términos de mantener la estabilidad y la calma en Irak, y nuestra esperanza es que Al-Maliki no remueva esas aguas», indicó Kerry en el aeropuerto de Sídney. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, también pidió calma después de que el primer ministro saliente prometiera desafiar la decisión.