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Los simpatizantes de Erdogan celebran su victoria en Ankara. :: ADEM ALTAN / AFP
MUNDO

El AKP elegirá el 27 de agosto al sucesor de Erdogan en el Gobierno

El presidente saliente, Abdullah Gül, cuyo mandato al frente de Turquía expira en 16 días, no podrá sustituir al primer ministro

DAVID LÓPEZ
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Quizás el resultado no fue tan abrumador como vaticinaban los sondeos, pero sí lo suficientemente holgado como para que el «presidente del pueblo» respirase aliviado. Con el 51,4% de los votos, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, alcanzó su objetivo y dentro de 16 días se convertirá en el duodécimo presidente de la república.

Los comicios celebrados el pasado domingo, los primeros de la historia de Turquía que permitían elegir al jefe del Estado por sufragio universal directo (hasta ahora, un honor que correspondía al Parlamento), le otorgaron la legitimidad en las urnas que tanto anhelaba, aunque su pretensión de dotar al cargo de mayores atribuciones, similares a las del sistema estadounidense o francés, depende de una reforma constitucional que no será posible hasta que su agrupación, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), sume una mayoría de dos tercios en la Cámara baja.

Arropado por miles de simpatizantes, Erdogan prometió, desde el balcón de la sede de su partido en Ankara, que consumaría la construcción de «una nueva Turquía», la que apunta a 2023, centenario del nacimiento de la república laica. Hubo fuegos artificiales, enseñas nacionales por doquier y las bocinas de los coches se dejaron escuchar hasta bien entrada la medianoche.

Resta por resolver la incógnita de la sucesión al frente de la Administración. Hüseyin Çelik, portavoz del AKP, anunció ayer que el primer ministro que será designado en el congreso extraordinario del 27 de agosto encabezará también el partido, lo que excluye a Abdullah Gül, presidente saliente, de todo cargo de responsabilidad hasta las elecciones legislativas de 2015, cuando tendrá la posibilidad de recuperar su antigua acta de diputado. Se cierra así el capítulo de especulaciones sobre un probable 'intercambio de sillones'. Ahmet Davutoglu, ministro de Exteriores y hombre de confianza del primer ministro, encabeza ahora las quinielas.

Mientras tanto, Erdogan ya puede presumir de ser el dirigente que más tiempo ha estado de forma ininterrumpida en la cima y el que más poder ha acumulado desde el fundador de la Turquía moderna, Mustafá Kemal Atatürk, un político que habitualmente invoca aunque poco queda de su legado en la agenda del neoislamista. El kemalismo, arraigado en el opositor Partido Republicano del Pueblo, defiende la instauración de una democracia secular y progresista.

Respaldo de la UE

Los presidentes del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, no tardaron en felicitar al mandatario por su victoria en las elecciones presidenciales. Ambos le instaron a mantener «un papel conciliador» para asegurar la estabilidad de la región, respetando «todos los credos, sensibilidades, opiniones y estilos de vida de la sociedad turca». Un mensaje moderado que les sirvió para poner sobre el tapete la resolución de la cuestión kurda y la división geopolítica de Chipre, dos de los conflictos que arrastra desde el siglo pasado.

Más afiladas resultaron las declaraciones de Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo. Si bien en Twitter saludó con caballerosidad el triunfo de Erdogan, recalcó que el Gobierno de Ankara «debería reforzar el Estado de Derecho y el pluralismo en la esfera pública para avanzar en el camino hacia la integración europea».