Irán admite su debilidad en el aire
El accidente de Teherán, con 40 muertos, confirma una flota vieja y con graves problemas para lograr repuestos por las sanciones
TEHERÁN. Actualizado: GuardarEl presidente de Irán, Hasán Rohani, ordenó ayer la suspensión de todos los vuelos de aviones Irán-140, una versión local de los ucranianos Antonov-140, después de que uno de ellos se estrellara en la capital con un balance de 40 muertos y ocho heridos. La medida anunciada por Rohani, acompañada de un llamamiento a las autoridades de aviación civil a extremar la vigilancia en el cumplimiento de todos los requerimientos técnicos y de seguridad, afecta a ocho aeronaves del modelo siniestrado y representa el reconocimiento por parte de Teherán de la debilidad y el peligro al que han conducido al país más de tres décadas de sanciones internacionales a un país con 76 millones de habitantes.
El aparato que cayó en el suroeste de la capital acababa de despegar del aeródromo de Mehrabad. Es uno de los más activos de Irán y opera vuelos a ciudades de todo el país y también trayectos internacionales, aunque la mayoría de estos últimos aterrizan o despegan del aeropuerto Imán Jomeini. De los cuarenta pasajeros -seis de ellos niños- y ocho tripulantes que viajaban a bordo del Irán-140, 38, en su gran mayoría iraníes, murieron en el acto y otros diez fueron hospitalizados. Dos de ellos murieron ya en el centro sanitario. Entre los heridos figuran cinco miembros de una misma familia, incluido un menor. El piloto, que perdió la vida, era de nacionalidad ucraniana.
El avión, de la aerolína Sepahan, se dirigía a la ciudad de Tabas, en una zona desértica del este del país, cuando uno de los motores se paró, según las primeras informaciones. El piloto detectó algún problema y pidió volver al aeropuerto, pero ya no fue posible. El choque se produjo en una zona militar no residencial, pero a escasos cientos de metros de una carretera y de zonas habitadas y comerciales de Teherán.
«No se valora la vida»
El aparato quedó destrozado y se incendió después de impactar contra varios árboles y el muro que rodea la Organización de la Industria Aérea. Testigos presenciales elogiaron la pericia del tripulante, que evitó un mercado cercano. El viceministro de Carreteras y Desarrollo Urbano, Ahmed Mayidi, confirmó la localización de las cajas negras y la apertura de una investigación.
«Fue horrible, vimos cómo sacaban a un niño en pañales», declaró a la agencia Efe una testigo del siniestro. Moytaba Ajlagui, un iraní que contemplaba la labor de los servicios de emergencia en la zona del accidente, recordó que «las piezas de los aviones son muy viejas, porque la importación ha sido muy escasa desde la victoria de la Revolución islámica en 1979. Desde entonces vivimos bajo sanciones». En aquella época, explica Aljagui, Irán «empezó a comprar aviones de segunda o tercera mano. Aparatos rusos que no usan ni los propios rusos se mandan a países tercermundistas como el nuestro. No se valora la vida humana».
Teherán cuenta con una flota obsoleta y lleva más de tres décadas lidiando con las consecuencias de las restricciones comerciales impuestas por Naciones Unidas y los principales países occidentales por su programa nuclear, que persigue objetivos pacíficos según los iraníes pero suscita serias desconfianzas en EE UU y su principal aliado en Oriente Próximo, Israel. Las medidas punitivas contra el régimen impiden tanto la renovación de las flotas de las compañías como la consecución de repuestos. El recurso a reutilizar piezas de aparatos antiguos o a comprar en el mercado negro agrava todavía más la preocupación por la seguridad en los trayectos.