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Dos F-18 despegan del portaaviones 'George H. W. Bush' en el Golfo. :: J. C. / AFP
MUNDO

El guerrero renuente bombardea Irak

El presidente Obama ataca posiciones yihadistas para proteger a sus militares en la capital del Kurdistán

MERCEDES GALLEGO CORRESPONSAL
NUEVA YORK.Actualizado:

El domingo se manifestaron ante el Capitolio de Nebraska. El martes se reunieron en Washington con representantes del Departamento de Estado. El miércoles, el Pentágono empezó a planear ataques aéreos en Irak, y tan pronto como el presidente dio luz verde, las bombas cayeron sobre las fuerzas del Estado Islámico (EI) en el Kurdistán iraquí.

La comunidad yazidi de EE UU celebraba ayer la vuelta de este país a Irak con la misma pasión que cuando vio llegar a las tropas en 2003. Entonces, la ciudad de Sinjar fue la única que dio a los soldados estadounidenses la bienvenida. «Esto parece París en 1944», dijo emocionado el coronel Sean MacFarland, que comandaba un equipo de combate de la Primera Brigada de la Primera División Blindada del Ejército. Los padres llevaron a sus hijos a las calles para saludar al ejército invasor y los clérigos de esta ancestral minoría religiosa, que no se identifica ni con cristianos ni con musulmanes, bendijeron a las tropas.

Los yazidíes nutrieron el Ejército estadounidense con traductores en un número desproporcionadamente alto, que no pasó desapercibido para la insurgencia. En agosto de 2007, cuatro ataques con bomba coordinados dejaron cerca de 800 muertos y más de 1.500 heridos en un solo día, el peor de muchos atentados que ese año diezmaron significativamente a la comunidad . No había dudas de que los colaboracionistas serían castigados tan pronto como los estadounidenses abandonasen el país, motivo por el que se concedieron visados a los intérpretes y a su familias. Los mismos que esta semana pedían a gritos que EE UU rescatase a los 40.000 miembros de la comunidad que habían huido a las montañas por la llegada de los yihadistas. «Nadie viene a ayudarnos», les parafraseó Obama al anunciar los bombardeos. «Pues bien, hoy EE UU viene a ayudar».

Por mucho que la portavoz de la comunidad de asilados políticos establecida en Nebraska celebrase la decisión del mandatario, no está tan claro que haya sido para salvar a su gente. Fuentes militares dijeron a los medios nacionales que las fuerzas del EI se encontraban a sólo 35 kilómetros de la ciudad kurda de Erbil cuando aviones estadounidenses lanzaron contra su artillería dos bombas de 500 libras cada una. El balance que hizo sonreír ayer al Gobierno americano, 45 yihadistas muertos y 60 heridos. Entre las víctimas, uno de los líderes.

Con el primer operativo militar de EE UU en Irak desde su retirada en 2011, Obama se convierte en el cuarto presidente consecutivo en autorizar bombardeos en Irak. Fue, como describió, muy a su pesar y con la intención de proteger la vida de los 245 efectivos militares y 90 «consejeros» que se habían establecido en torno al consulado estadounidense de Erbil. Al retirarse las milicias kurdas, la población se dio a la fuga. Los expertos militares temían que una ciudad desierta fuera una presa fácil para los yihadistas, que se expanden de forma rampante por Irak.

Anuncio televisivo

Obama, el guerrero renuente, apareció en televisión para anunciar a la nación la difícil decisión. «No permitiré que se arrastre a EE UU a otra guerra en Irak», prometió. «Las tropas estadounidenses no volverán a luchar en Irak, porque no hay solución militar a esa crisis». Sin embargo, el comandante en jefe consideró que, al tener autorización del Gobierno iraquí y la capacidad «única» para evitar «un genocidio potencial», Washington «no puede mirar para otro lado».

A esas horas los aviones estadounidenses habían lanzado ya 8.000 raciones alimenticias y 20.000 litros de agua en las montañas de Sinjar, donde están atrapados los yazidíes, muriendo de hambre y de sed a 50 grados. Paradójicamente, fueron las milicias del PKK, un grupo independentista kurdo que el Departamento de Estado califica de terrorista, las que ayudaron a parte de estos yazidíes a escapar del asedio.

El ataque aéreo estadounidense no fue bien recibido en el resto de Irak. Primero, por insuficiente. Y segundo, «porque sólo se ocupan de los suyos», dijo a 'The New York Times' el líder chií Sami al-Askeri, cercano al Gobierno de Nuri al-Maliki. «Deberían haber tomado esa decisión cuando masacraban a cientos de suníes y chiíes todos los días». El Ejecutivo de Al-Maliki pidió a EE UU apoyo aéreo hace más de dos meses, cuando el EI avanzabaa hacia Mosul y Obama rehusó.

El jueves por la noche, el comandante en jefe dijo que «EE UU nunca ha podido enderezar todos los entuertos del mundo», pero insistió en que «ha hecho del mundo un lugar más próspero y seguro», decidido también a «hacer lo que sea necesario para proteger a nuestra gente».