Éxodo de cristianos en el norte de Irak
Washington estudia ayudar desde el aire a una multitud aterrorizada que huye del avance del Estado Islámico
Actualizado:Decenas de miles de cristianos iraquíes huyen del irresistible avance del Estado Islámico (EI), la milicia extremista que invadió Irak en junio. La ofensiva ocupó ayer Qaraqosh, la principal ciudad cristiana del país, provocando el éxodo de sus habitantes. Los desplazados temen ser obligados a convertirse al islam o correr el riesgo de ser ejecutados, tal y como ha sucedido en la vecina Mosul. Los Peshmerga kurdos, la única fuerza militar que responde con alguna solvencia al desafío fundamentalista en el territorio septentrional, tuvieron que retirarse de la población ante la imposibilidad de atender a los múltiples frentes abiertos por la guerrilla suní.
La Casa Blanca está analizando respuestas ante la situación humanitaria y bélica, la más grave en Irak desde la caída de Sadam Huseín en 2003. «Se trata de una catástrofe, una crisis más allá de la imaginación», advirtió Joseph Thomas, arzobispo caldeo de la ciudad de Kirkuk, quien aseguró que una multitud de gente aterrorizada está siendo expulsada de sus hogares. Funcionarios de la Administración Obama explicaron que se está barajando tanto la posibilidad de atacar por aire las posiciones de los agresores como la de lanzar medicinas y alimentos para socorrer a las víctimas de los ataques.
La convocatoria de una reunión urgente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas fue la respuesta desde Francia, que también se muestra favorable a acoger a refugiados como consecuencia de la guerra. El Vaticano reclama por su parte ayuda internacional y el Papa Francisco apela a la colaboración de los líderes mundiales para poner fin a esta crisis, que ha adquirido una enorme magnitud en tan sólo dos meses de combates.
El Estado Islámico también ha puesto en riesgo la supervivencia de la minoría yazidí, habitantes del distrito de Sinjar, invadido hace una semana, y que corren el riesgo de morir asesinados al ser considerados «adoradores del diablo». Según Unicef, 40 niños fallecieron debido al calor y la deshidratación tras la huida de unos 40.000 miembros de esta comunidad, ligada al zoroastrismo, hacia las montañas circundantes. Los radicales ocupan ya buena parte de la provincia de Nínive, caracterizada por su diversidad étnica y religiosa.
Kurdos y chiíes
Los insurrectos suníes prosiguen su expansión y, en las últimas horas se hicieron con Tilkaif y Al Kwair, otras dos localidades también habitadas por cristianos. La captura de una base militar y una presa sobre el Tigris constituyen otros elementos perturbadores, porque los extremistas podrían provocar el corte del suministro de agua y electricidad a las ciudades que se hallan río abajo o, incluso, inundaciones si proceden a su voladura.
El Gobierno kurdo de Erbil demanda armamento pesado a Washington y cuenta con apoyo aéreo del régimen de Bagdad, que ya ha realizado varios 'raids' sobre Mosul. Los dos ejecutivos, tradicionalmente enfrentados, se han visto obligadas a colaborar en un intento, aún no recompensado, de detener el desafío radical.
La controvertida figura del primer ministro, el chií Nuri al-Maliki, aparece como el principal escollo para articular una coalición de fuerzas nacionales capaz de contrarrestar la ofensiva del Estado Islámico. Sus oponentes achacan a Al-Maliki un talante sectario que impide la colaboración efectiva entre la mayoría chií y los suníes y favorece el clima bélico de la república. Formar un gobierno integrador se antoja imprescindible para impulsar esta hipotética alianza pero los intentos del dirigente por conseguir un tercer mandato torpedean cualquier negociación. Ayer, una bomba explotó en un distrito de mayoría chií de Bagdad provocando la muerte de 12 personas.