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Darling sorprende a Salmond en el debate sobre la independencia de Escocia

ÍÑIGO GURRUCHAGA CORRESPONSAL
LONDRES.Actualizado:

Alistair Darling ganó el debate por televisión entre los dos líderes de las campañas escocesas por el 'sí' y el 'no' a la independencia, según el juicio de la mayoría de los comentaristas en los medios de comunicación y de un sondeo celebrado tras la conclusión de su disputa dialéctica con Alex Salmond, en la noche del martes. Fue visto por 1,7 millones de hogares en Escocia, donde hay 2,4 millones.

El formato del debate permitió al ministro principal, Salmond, lanzar en primer lugar su mensaje hacia el caladero de votos laboristas. 30.000 niños escoceses habrían caído este año en la definición de pobreza; 50.000 escoceses están afectados por el castigo fiscal del Gobierno de Londres a quienes reciben subsidio a la vivienda pero tienen una habitación vacía; la mitad de su vida -dijo- ha vivido bajo gobiernos en Londres que Escocia, laborista, no ha votado. Y el de ahora gasta una fortuna en renovar submarinos nucleares. Tenemos una oportunidad única de cambiar.

Darling comenzó subrayando su orgullo de ser escocés y recordando que el amor a tu familia o a tu país lleva en ocasiones a decir que no. Escocia se beneficia ahora de lo mejor de dos mundos, la autonomía y pertenecer a la más amplia comunidad de ambiciones y riesgos de Reino Unido. Si decidimos marcharnos, no hay retorno, y el líder independentista incitaría a esa marcha con especulaciones, tocando madera y fe ciega. No, gracias, concluyó. La campaña del 'no' ha amortiguado su perfil negativo añadiendo ese 'gracias' en carteles y discursos.

Mensaje positivo

Salmond está convencido de que las elecciones las ganan aquellos que ofrecen un mensaje positivo, de cambio. En el turno de las preguntas cruzadas entre los líderes, el exministro británico de Hacienda pidió a Salmond su plan B sobre la moneda. El líder independentista mantuvo su línea: «Propongo lo que es mejor para Escocia y el resto de Reino Unido y lo mejor es la unión monetaria». Y, si no ocurre, utilizaremos la libra como Panamá o Ecuador usan el dólar, replicó Darling.

Ese segmento del debate decantó la victoria de Darling. Fue agresivo, señaló a Salmond con el dedo índice, calificó el plan de unidad monetaria y estricta coordinación fiscal como «estupidez con zancos». Y Salmond, empeñado en ocultar la arrogancia que le hace antipático ante los electores y en presentarse como calmado hombre de Estado, insistió en el plan A.