El gaditano Miguel Ángel Castro ha trasmitido a su hijo desde pequeño el amor por las motos. :: R. L.
ENTREVISTA

La velocidad se lleva en la sangre

Nacido en una familia de moteros, su padre sueña con «verlo algún día en el Mundial, aunque lo importante es que él disfrute en la moto»A sus siete años, el gaditano Miguel Ángel Castro es ya una promesa del motociclismo

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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De generación en generación. De esta forma se ha transmitido la pasión por el motociclismo en la familia Castro. El patriarca, conocido por el establecimiento motero del mismo nombre en Cádiz, transmitió a sus hijos su amor por las dos ruedas. Y ahora uno de ellos, Miguel Ángel Castro, es el que le ha enseñado el mismo camino a la tercera generación de la familia, el pequeño de siete años Miguel Ángel Castro Santiago que con tan corta edad apunta maneras de gran piloto para el futuro. Y es que la velocidad se lleva en la sangre.

«Desde pequeño he corrido en motocross, gracias a lo que estaba viviendo en casa, y ahora mi hijo lo lleva en los genes», explica el padre de un piloto que «siempre quería entrenar, me pedía una moto, hasta que el pasado mes de diciembre lo metí en una escuela de Jerez y estamos entrenando más en serio para comenzar a competir», explica. Desde entonces, el pequeño de los Castro no ha parado de evolucionar en su pilotaje y en su aprendizaje. «Los niños a estas edades son esponjas que todo lo absorben y aprenden. Cuando mi hijo comenzó no sabía frenar ni posicionarse en la moto, y ahora es capaz de coger bien una curva, y sobre todo tener una buena postura encima de la moto», afirma.

Sin lugar a dudas, el motociclismo no es un deporte cualquiera. No lo es por muchos aspectos, por ejemplo el económico, pero tampoco lo es por los riesgos que conlleva subirse y competir encima de una moto. Algo que se podría enfatizar si hablamos de un niño de siete años. «A veces hay que hacer de tripas corazón porque es un deporte de riesgo. En estas edades quizás no tanto, pero aún así no lo piensas mucho. La mayoría de la gente te dice que estas loco por tener a un niño en este mundo. Su madre no lo acepta por ejemplo, dice que sufre mucho al verlo correr, pero tiene que aceptarlo porque sabe que a su hijo le gusta y a mi también. Ella ve la pasión que tiene el pequeño y eso es fundamental», explica Miguel Ángel Castro.

«Muchos niños me preguntan en clase por las carreras y les gusta. Soy el único que monta en moto, el resto juega al fútbol y a otros deportes conocidos» recuerda el joven piloto gaditano.

Sin presión por ganar

Habitualmente sucede en muchos deportes que los padres quieren que sus hijos sean Cristiano Ronaldo, Rafa Nadal, o Marc Márquez en este caso. Craso error como confiesa Castro: «Esto se mueve gracias a la pasión por la moto y montar del niño. Yo le he dicho que lo dejamos cuando él quiera, sin presión ninguna. Hay padres que están equivocados, no hay que presionar a sus hijos, no se les debe forzar porque sino viene la frustración, el desánimo y todo eso se refleja en la pista. Mi hijo se sube a la moto para disfrutar como yo hice en mi época», afirma.

Asimismo parece una obviedad, que no obstante es clave, y es que padre e hijo tengan la misma pasión. «Hay niños a los que les gustan las motos pero si al padre no pues es complicado que el chico salga adelante. En nuestro caso se da que a ambos nos gusta», explica el progenitor.

Con todo, Castro «desea» ver su hijo en el Mundial, aunque reconoce que es complicado. «No es nada fácil por el tema económico y porque en Andalucía no existen equipos. Si eres de Valencia o Cataluña lo tienes más fácil, aquí no tenemos apoyos». No obstante, y mientras el pequeño de los Castro quema etapas y evoluciona en su gran pilotaje, este fan de Dani Pedrosa mira al Campeonato de Andalucía y al de España como primeros objetivos en una carrera que acaba de comenzar y en la que siempre irá acompañado del mejor motor para su moto: su padre.