La escritora de la soledad
Escritores y expertos reflexionan sobre la vida y la obra de Carmen Martín Gaite, paradigma de la mujer de letras en el siglo XX
PARÍS.Actualizado:Novelista, ensayista, poeta, traductora y guionista, Carmen Martín Gaite dejó una huella imborrable en las letras españolas. Cultivó la mayor parte de los géneros literarios, no sólo los convencionales, sino también los híbridos, como demuestran sus 'Cuadernos de todo'; sus intereses intelectuales fueron muy amplios, desde la investigación histórica del periodismo y del siglo XVIII hasta el estudio de Santa Teresa de Jesús; trabajó como traductora de clásicos; participó en la elaboración del guión de series de televisión; y fue una eminente pensadora, situada en una senda de grandes escritoras que se inicia con Concepción Arenal y Emilia Pardo Bazán y continúa con Rosa Chacel y María Zambrano.
Paradigma de la mujer ilustrada del siglo XX, Martín Gaite demostró que en las restricciones del franquismo también había un espacio para la rebeldía, el disentimiento y la libertad. No son pocos los obstáculos que tuvo que sortear para poder escribir, siendo madre y mujer en una época como aquella, pero 'Carmiña' logró destacar entre los hombres de su generación, la del medio siglo o de 'posguerra'. En 1958 ganó el Premio Nadal con su obra 'Entre visillos', y se consolidó como una de las escritoras más importantes de su generación. A lo largo de su trayectoria literaria sería galardonada con los reconocimientos más prestigiosos, como el Premio Príncipe de Asturias (1988) y el Nacional de las Letras Españolas (1994).
Pero su obra no se quedó aquí. Los libros de Martín Gaite son de los más estudiados en Estados Unidos. En 1979 fue invitada por primera vez a este país para acudir a un congreso, y desde entonces no dejó de visitarlo. De hecho, en América llegó a recibir un reconocimiento mayor que en España y una seguridad financiera, como ella misma deja constancia en sus cartas, que no hubiera conseguido en España. Este primer reconocimiento en el extranjero se debe al auge en Estados Unidos de los llamados 'woman studies', aunque su éxito en el exterior fue un fenómeno de la década de los ochenta, ya que en la siguiente su aceptación en España se equipararía a la del extranjero. De sus años americanos son resultado 'Caperucita en Manhattan' (1990), 'Pido la palabra' (2002), 'Visión de Nueva York' (2005) y otras obras publicadas a partir de 1979. Sin embargo, Martín Gaite nunca se llegó a sentir totalmente atraída por 'el sueño americano' y nunca se planteó mudarse. 'American people are lonely', escribió en 1980, y en 'Cuadernos de todo' hizo numerosas menciones a Edward Hopper, el pintor que mejor supo captar el aislamiento de la época contemporánea en sus pinturas como en la 'Habitación de hotel'.
Catorce años después de su muerte, la universidad española era consciente de que tenía una inmensa deuda con Carmen Martín Gaite, doctora en Filosofía y Letras. Para saldarla, en parte, una serie de especialistas en su obra celebraron un congreso internacional entre el 24 y 26 de abril de 2013. Aquellas jornadas dan ahora a luz a un libro, 'Un lugar llamado Carmen Martín Gaite', que recoge las reflexiones de expertos como José Carlos Mainer, Carmen Riera, Rafael Chirbes, Belén Gopegui, Manuel Longares, María Dolores Albiac Blanco y José María Pozuelo Yvancos, entre otros, acerca de la escritora y de su obra.
Gracias a la necesidad que sentía Martín Gaite de escribirlo todo, los autores que han participado en el libro han podido encontrar en sus obras motivos que permiten adentrarse en la parte más personal de la creadora y rescatar los aspectos de su vida más olvidados. Precisamente, de la necesidad de escribir al igual que respirar es resultado 'Cuadernos de todo', la obra póstuma de la escritora, publicada en 2002, que se compone de una serie de libretas que contienen tanto apuntes de futuras obras como reflexiones de Martín Gaite, en las que se aprecian las contradicciones internas de la escritora y su lucha consigo misma.
En ellos habla mucho de la soledad. Con el tiempo la relación entre Rafael Sánchez Ferlosio, su marido, y Martín Gaite se había deteriorado (algo que se percibe en la dedicatoria del ensayo de Carmen, 'Usos amorosos del dieciocho en España', en el que dice: «Para Rafael, que me enseñó a habitar la soledad y a no ser una señora»), y más tarde tuvo que hacer frente a la muerte de su hija Marta, lo que supuso un duro golpe para ella. Martín Gaite buscaba el aislamiento para escribir, pero, al mismo tiempo, intentaba encontrar el modo de habitar la soledad que como toda mujer sentía y se reprochaba a sí misma.