Niños palestinos juegan en el cráter dejado por la destrucción de una mezquita tras el bombardeo nocturno en Rafah. :: SAID KHATIB / AFP
El plan de paz egipcio La exigencia islamista

Israel intensifica su ataque sobre la Franja para recibir a Kerry y a Ban

La mediación del secretario de Estado de EE UU y el secretario general de la ONU en el conflicto es vista con escepticismo por la población palestina

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La diplomacia internacional movió ficha después de más de 600 palestinos y 30 israelíes muertos, e Israel recibió al secretario de Estado estadounidense, John Kerry, y al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, desplazados a la región para intentar buscar una salida al conflicto, con intensos bombardeos y ampliación de objetivos. Siete mezquitas y decenas de casas particulares fueron destruidas y los israelíes también atacaron las oficinas de la agencia estadounidense AP y de la cadena catarí Al-Yasira. Esta acción se produjo 24 horas después de que el ministro de Exteriores, Avigdor Liberman afirmara que «no realiza un trabajo periodístico sino un lavado de cerebro».

El miedo entre los ciudadanos por la intensidad de los bombardeos se alivia con los cohetes que lanzan cada día las milicias y provocan siempre muestras de alegría. Salen desde todas partes y la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) denunció por segunda vez desde el inicio del conflicto la aparición de cohetes en una de sus escuelas.

Junto a la capacidad balística de las milicias, el monotema estos días en la calle es la captura del soldado Oron Shaul. El Ejército dio por «desaparecido» a este militar de 21 años y los medios israelíes afirmaron que todo apunta a que habría fallecido a causa de las heridas sufridas en una emboscada en Gaza durante el fin de semana. El brazo armado de Hamás aseguró tener en sus manos a 'Shaul Arón' y mostró ante las cámaras su número de placa y tarjetas de identificación personal, pero de momento no ha dado pruebas de vida.

El Ejército ha perdido 28 hombres, unos números que no se producían desde la guerra en Líbano de 2006, en la que murieron 120 militares en la lucha contra Hezbolá. Las brigadas de Hamás siguen el modelo de la milicia chií libanesa y su prioridad es infligir bajas al Ejército o capturar soldados.

En Gaza cuentan las horas para que dejen de caer bombas, pero no quieren una tregua a cualquier precio y los ciudadanos unen filas en torno a la exigencia de Hamás sobre el levantamiento del bloqueo que sufren desde hace ocho años. Durante todo el día en las televisiones locales se pasaban los flashes informativos sobre las declaraciones de Kerry y a la gente no le sorprendía su respaldo al plan de paz egipcio, redactado a la medida de Israel y sin contar con Hamás. El plan se basa en un alto el fuego inmediato y sin condiciones, que abra la puerta a un proceso negociador. Una estrategia similar a las de 2012 que finalmente sólo sirvió de parche temporal.

El grupo islamista «tiene una elección que hacer, que tendrá una gran influencia en la población de Gaza», dijo Kerry en una rueda de prensa en El Cairo en la que aclaró que todavía queda «trabajo por hacer» y expresó su esperanza en «hallar una solución lo antes posible».

Un discurso poco convincente para los palestinos de Gaza, donde tampoco tuvo excesivo eco el mensaje de Ban Ki-moon, que se desplazó a Ramala para entrevistarse con Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, y pidió a ambos lados «que paren de pelear y empiecen a hablar». El máximo representante del organismo internacional vio antes al primer ministro Benjamín Netanyahu, quien le transmitió que «los civiles de Gaza son víctimas del brutal régimen de Hamás».

Moderar las pretensiones

Israel y Hamás no ceden y en las primeras 24 horas de negociación tuvieron que moderar sus pretensiones y limitarse a pedir un alto el fuego temporal humanitario para aliviar la situación de los civiles. Opción que está sobre la mesa, pero que no llegó a concretarse al cierre de esta edición. «Se acabó eso de ser buenas víctimas; todos los ciudadanos de Gaza, estemos o no con Hamás, necesitamos que se termine este bloqueo ilegal y hay que resistir hasta que lo consigamos. Es una demanda de todas las facciones palestinas, no solo de los islamistas», señalaba el responsable del Centro Palestino de Derechos Humanos, Khalil Shahin, en su despacho en el centro de la ciudad, desde donde se divisaba el humo que emanaba del barrio de Shejaiya, al este, machacado por tercer día consecutivo.

Además del fin del bloqueo y la tregua, los dirigentes islamistas insistieron al final del día en que ahora se abrirá una segunda negociación paralela sobre el soldado capturado. La sombra del caso del soldado Gilad Shalit vuelve a planear sobre Israel.