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El fundador de Gowex, Jenaro García, tras prestar declaración en la Audiencia Nacional hace una semana. :: JAVIER SORIANO / AFP
Economia

Hacienda investigaba las cuentas de Gowex antes de destaparse el fraude

Tiene una inspección abierta por sus cuentas del ejercicio 2010, pero no sospechaba que había una trama de falsificación de facturas a gran escala

J. A. BRAVO
MADRID.Actualizado:

Hacienda investigaba las cuentas de Gowex meses antes de que estallara su burbuja fraudulenta, reconocida por los principales responsables de la compañía la semana pasada en sus declaraciones como imputados en la Audiencia Nacional. No sospechaba, sin embargo, de la existencia de una trama generalizada de facturas falsas que había engordado ficticiamente su valor hasta límites insospechados.

Según fuentes del fisco, la Agencia Tributaria tiene abierta una inspección por la declaración del impuesto de sociedades de Gowex correspondiente al ejercicio de 2010 y ya habían recabado distinta documentación en la propia empresa. En sus primeras pesquisas, había detectado que los resultados publicitados por la compañía de redes wifi fundada por Jenaro García no se correspondían con lo realmente abonado.

Gowex decía haber ganado tres millones de euros en 2009, cinco en 2010 y siete en 2011. De ahí saltó hasta los 18 millones en 2012, para declarar después unas ganancias de 29 millones el año pasado. Hacienda sospechaba que algunas facturas habían podido ser engordadas o incluso falsificadas, pero estimaba, a priori, que eran casos aislados.

La investigación de la Agencia, de hecho, aún no había concluido cuando saltó el escándalo -hace poco más de dos semanas, tras la confesión del propio García a raíz de un informe de la firma de inversión Gotham- aún se estaba planteando extender la inspección a otros ejercicios posteriores (el de 2009 ya estaría prescrito a efectos fiscales). Lo que no imaginaban en la Inspección, apuntan las fuentes citadas, es que Gowex fuera en sí misma un agujero contable -ahora se sospecha que más del 90% de sus ventas eran ficticias- y no se tratara sólo de un maquillaje contable que, aunque ilegal (en función del importe no tributado), no resulta para nada excepcional en el mundo empresarial.

La compañía, no obstante, señalaba en sus cuentas de 2012 -presentadas por la matriz del grupo, Let's Gowex- que sus declaraciones tributarias (de todas las sociedades, incluidas sus casi 30 filiales e incluso algunas participadas) «de los últimos cuatro años» (en este caso, de 2009 a 2012) no habían sido «objeto de comprobación por parte de las autoridades fiscales». Esta afirmación, sin embargo, es anterior a la apertura formal de la inspección.

García hizo que su grupo pusiera la misma advertencia en las cuentas de 2007, lo que supondría que tampoco habrían sido revisadas sus declaraciones de impuestos (fundamentalmente Sociedades e IVA) desde 2004. Fuentes de la investigación, sin embargo, apuntan que si el expresidente y consejero delegado ya mintió en aspectos esenciales sobre los números de Gowex, también podría haberlo hecho en esto.

El secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ferre, terció ayer en la controversia al sostener que, si realmente Gowex no fue investigada por el fisco todos esos años, no sería «algo tan anormal» porque, con tantas empresas a seguir, no es raro que algunas pasen «muchos años sin ser analizadas». Añadió, no obstante, que su departamento comprobará que ocurrió en este caso.

Testaferros de andar por casa

Mientras, ayer prosiguieron las declaraciones de imputados en la Audiencia Nacional. Esta vez comparecieron tres personas utilizadas como testaferros por Jenaro García y su mano derecha en Gowex, el director financiero Francisco Fernández Marugán. Un cuarto no pudo ser localizado a tiempo porque lleva un año trabajando en el extranjero.

En dos de los casos, fue el propio Marugán -conocido como el 'fontanero' de las cuentas de Gowex- el que localizó a unos testaferros que, según los investigadores, «casi parecen de andar por casa». Al primero, Javier Martín Vaquero, lo encontró por casualidad en unos grandes almacenes y, como fue compañero de universidad, le ofreció trabajo. Le puso un despacho y tuvo que firmar las escrituras de diez empresas, pero nunca supo bien cuál era su labor. De hecho, dijo que le tuvieron tres meses haciendo fotocopias y se marchó porque no le pagaban.

El segundo, Antonio Salmerón, conocía a Marugán de pequeño y fundaron dos empresas de informática que luego, sin su conocimiento, se usaron para engordar falsamente las ventas de Gowex. Por último, la esposa de García convenció a su empleada de hogar, Guadalupe Esmeralda, para que por 300 euros firmara varias escrituras de sociedades ante un notario y en el banco.