Los rebeldes tratan de borrar huellas
Entre enormes trabas de los insurgentes, la OSCE logra alcanzar el escenario del crimen, en el que permanecen decenas de cadáveresUcrania acusa a los prorrusos de buscar y destruir pruebas que los vinculen al derribo del avión
MOSCÚ.Actualizado:En el tercer día después del derribo del Boeing 777 de la compañía Malaysia Airlines sobre el este de Ucrania, un atentado en el que perecieron 298 personas, las labores de rescate de los cadáveres y de retirada de los restos del fuselaje del aparato avanzan con espeluznante lentitud como consecuencia de las trabas que están poniendo los rebeldes prorrusos, que muestran un comportamiento hosco y nada hospitalario con los investigadores y los informadores que trabajosamente consiguen acceder al lugar. Los cadáveres se están descomponiendo mientras las autoridades ucranianas, holandesas y malasias denuncian los intentos de los separatistas y de Rusia de borrar las pruebas de su implicación en el derribo de la aeronave.
El jefe del departamento de contraespionaje del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), Vitali Naida, declaró ayer en una rueda de prensa que su país dispone de pruebas de que la lanzadera 'Buk' desde la que se efectuó el jueves el disparo que abatió el vuelo MH17 -que partió a mediodía de Ámsterdam y debía llegar a Kuala Lumpur- se hallaba cerca de la localidad de Snézhnoye (región de Donetsk), a unos 25 kilómetros de la frontera con Rusia, en el momento de la catástrofe.
Un poco más al norte se encuentra Grábovo, en cuyas proximidades permanecen ahora esparcidos los restos del Boeing, los cuerpos de los pasajeros y unas pertenencias apiladas aquí y allá. Naida cree que los rusos se llevaron de regreso a su país el sistema 'Buk' pocas horas después de la matanza, aprovechando la confusión y el estupor ocasionados por el acto criminal contra un vuelo civil. El responsable de seguridad ucraniano sostiene que las lanzaderas, tres en total, llegaron al convulso este del país el 29 de junio y reclama a Rusia que permita que los miembros de la dotación de la pieza antiaérea que perpetró la carnicería sean interrogados por los investigadores.
Naida insiste en que los separatistas no pudieron ser los autores del disparo porque la lanzadera «exige una alta cualificación para su manejo y solamente oficiales del Ejército están capacitados para ello». Lo mismo decía ayer de manera más descarnada el primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, en una entrevista a un diario alemán. «Un grupo de gorilas borrachos no pudo hacerlo», aseguró Yatseniuk en referencia a los insurgentes. Según su opinión, «hace falta personal muy profesional para localizar objetivos y disparar este misil (.) llegado probablemente de Rusia». El jefe del Gobierno de Kiev certificó que Ucrania no pudo llevar a cabo el atentado, como sostienen los insurgentes, porque sus lanzaderas estaban desplegadas en otros lugares y están en disposición de ofrecer pruebas de ello.
Se da la circunstancia de que los fragmentos del cohete son uno de los elementos que los investigadores esperan encontrar entre el fuselaje del Boeing para poder determinar su naturaleza y origen y esclarecer de este modo la autoría de la masacre.
Sin embargo, el Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania (SNBO) advirtió de que los separatistas se han lanzado ya a su búsqueda. «Han trasladado al lugar de la catástrofe equipo de desescombro» por su propia cuenta sin coordinarse con los investigadores internacionales, decía una fuente del SNBO. El Gobierno ucraniano emitió un comunicado acusando a las milicias prorrusas de dedicarse a eliminar con apoyo de Moscú cualquier evidencia que pueda servir para arrojar luz sobre lo sucedido. «Los terroristas, con la ayuda de Rusia, están intentando destruir las pruebas de este crimen de envergadura internacional», dice la nota del Ejecutivo de Kiev.
«Los restos a Rusia»
El texto se refiere también al traslado de 38 cadáveres a la morgue de Donetsk para que médicos, aparentemente rusos, realicen las autopsias. El Ejecutivo ucraniano afirma además que los separatistas «buscan medios de transporte de gran capacidad para llevarse los restos del avión a Rusia». En el comunicado se subraya que los insurgentes «obstaculizan» el comienzo de la investigación y el levantamiento de los cadáveres.
Estas dificultades pudieron constatarlas los observadores de la OSCE, que se quejaron al autoproclamado primer ministro del gobierno de Donetsk, Alexander Borodai, de las «trabas» que sufren por parte de los milicianos separatistas. Entre los expertos internacionales hay un español, José Luis Martínez. «Es el mayor escenario de un crimen ahora mismo, y está custodiado por un puñado de tipos uniformados, armados hasta los dientes y muy poco hospitalarios», declaró el portavoz de la OSCE, Michael Bociurkiw. «Hemos exigido a las milicias que nos permitan hablar con su líder, con su comandante, pero no se ha presentado nadie», lamentó Bociurkiw.
Quejas sobre el comportamiento de los rebeldes fueron también elevadas por diferentes responsables internacionales presentes en Kiev. «Las interferencias en la zona del siniestro pueden falsear la investigación», alertó el ministro de transportes malasio, Liow Tiong Lai. Según sus palabras, «necesitamos tener acceso total al lugar y estar seguros de que las pruebas no han sido alteradas».
La situación bélica en la zona complica aún más las cosas pero, en este momento, Kiev se niega a considerar la insistencia de Rusia en negociar una tregua. El presidente Poroshenko descarta de forma definitiva sentarse a hablar con «terroristas» y pedirá que los sublevados de Donetsk y Lugansk sean reconocidos como tales a nivel internacional. Pese a que no es posible acordar una tregua, la situación en la zona donde cayó el avión permanecía ayer relativamente tranquila. No así en Lugansk, en donde se siguen librando encarnizados combates.