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ANDALUCÍA

«Recuperar Al Andalus tiene gran importancia simbólica, pero no es objetivo inmediato»

Manuel Torres Soriano, profesor de Ciencia Política de la Universidad Pablo de Olavide

L. G.-S.
SEVILLA.Actualizado:

-Lejos de apagarse, el yihadismo va a más. La amenaza no se controla, se incendia el polvorín. ¿Cómo ve la situación?

-Desde el 11S, en 2001, cuando se pone el foco en el problema del yihadismo, la amenaza ha evolucionado. El problema es diferente. Al Qaeda que era la gran preocupación, no es la sombra de lo que era entonces, ha visto degradadas sus capacidades, pese a que retiene alguna posibilidad de llevar a cabo actos terroristas. Su principal implicación es inspiradora, estratégica, en el ámbito de la comunicación. Sin embargo, de manera paralela se han fortalecido grupos que bien están afiliados formalmente a Al Qaeda o se inspiran a ese mismo relato.

-¿En qué medida?

-Son grupos que no tienen una orientación tan global como el de Bin Laden, que siempre enfatizaba que había que atacar a EE UU y en general a Occidente. Era su prioridad estratégica y cuando ese conglomerado se retirase del mundo árabe, los regímenes apóstatas caerían como un dominó. Estos grupos tienen otro planteamiento estratégico: lo que importa es nuestra agenda regional y hacia eso van nuestros esfuerzos, no tanto montar atentados en Occidente. Sucede en Irak, Siria, el Sahel. Asumen ese discurso del enemigo exterior pero están centrados en su objetivo doméstico. A ello se une el debilitamiento de las instituciones de los países, por la llamada primavera árabe. Nunca los grupos yihadistas habían controlado tanto territorio como ahora.

-¿La reivindicación de Al Andalus cómo encaja aquí?

-Tiene una enorme importancia simbólica, pero no se identifica como un objetivo inmediato. Al Andalus, que incluye Portugal y toda España, menos el Cantábrico, es el punto de cierre del califato que hay que restaurar, pero antes hay otros objetivos intermedios que no son fáciles. De modo que Al Andalus se convierte en una forma de legitimar esa violencia, un agravio que siempre va a estar ahí, pero no una prioridad en el sentido de que se va a recuperar por la vía del terrorismo. Se hará por la vía de que los países de mayoría musulmana den lugar a regímenes islamistas radicales que controlen el poder y en definitiva esa fuerza creciente vaya haciendo más factible recuperar el territorio. No lo contemplan como una bicoca sino como un esfuerzo que requerirá generaciones.

-¿Qué peso tiene el yihadismo en Andalucía y en España?

-No hay un peso demográfico de islamismo radical o violento. Estamos hablando de grupos muy reducidos de personas que tienen también problemas para mantener de manera pública esas ideas. La presión policial y judicial después del 11M ha hecho que ese mensaje radical difícilmente se puede encontrar en las mezquitas o en los centros de oración o culturales. Son los propios musulmanes los que denuncian esos contenidos, porque saben que supone problemas, y no quieren nadie que vaya con esos mensajes por allí. Entonces, los radicales han de buscar espacios confidenciales, lejos de la vista pública, para esas actividades de reclutamiento. Ahí está Internet.