Sociedad

«El pop no es ñoñería; sirve para hablar de política o economía»

Antony regresa al Teatro Real encarnado en un «cisne luminoso», con el espectáculo encargado por el MoMA y junto a alguno de los Johnsons

MADRID. Actualizado: Guardar
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«Jamás me he sentido como un cisne, pero en este espectáculo es como si me encarnara en todos los seres vivos del planeta que maltratamos para que brillen en una montaña de cristal». Con sus casi dos metros de estatura, su deliberada androginia y una timidez solo equiparable a su gigantesca figura, envuelto en un poncho de gasa tan negra como su melena, se presenta Antony Hegarty, vocalista de The Johnsons, con un discurso filosófico, ecológico y político, empeñado en demostrar que el pop es «mucho más que ñoñería».

Regresa al Teatro Real con algun miembro de su banda para ofrecer 'Swanlights', (Luces de cisne) un espectáculo de música, luz y danza, un encargo del MoMA neoyorquino que pasea por el mundo desde 2009. «Desde entonces ha evolucionado y se ha modificado», explica. Iba a ofrecer tres conciertos, pero el papel se agotó pronto y serán cuatro sus citas con el público español, entre hoy y el lunes.

Antony es un genio del pop, pero él habla más de la raíz folk de su música y despliega un brillante discurso en el que la política, la filosofía y la ecología dejan la música en un segundo plano. «El pop no es ñoñería y romanticismo; sirve para hablar de política, de economía o de ecología a la sociedad. Permite profundizar en los temas que preocupan al ser humano. Aunque se asocia por lo común al amor, es una forma vital de conversación que permite hablar de todo», arguye.

Antony propone «un intercambio cultural exquisito de energías y sonidos». «No es un concierto de pop normal al que se une una orquesta; es algo diferente, más elevado», añade. Trufa su discurso se reflexiones existenciales y no se reconoce «ni optimista ni pesimista». Estima que «vivimos la crisis más grave de en la historia de la humanidad». «El futuro está en manos de las multinacionales, que son las que realmente gobiernan, y nos enfrentamos a un desafío como especie que no imaginábamos, porque tenemos la capacidad de destruir el planeta», señala. Espera, con todo, que a la humanidad se le ofrezcan nuevas alternativas, «sistemas más allá del comunismo y el capitalismo con los que podamos convivir y que no destruyan el medio ambiente».