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Putin dio la noticia a Obama

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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La noticia no podía haber sido más inoportuna. Mientras Obama y Putin discutían por teléfono las nuevas sanciones impuestas a Rusia, empezaron a llegar los primeros informes sobre el avión de Malasia que se ha estrellado en suelo ucraniano. Putin fue el primero en mencionarlo, intuyendo quizás que se abría una nueva etapa en la crisis sobre Ucrania.

«El mundo está contemplando reportes de un avión caído en Ucrania», dijo Barack Obama asépticamente, desde el puerto de Wilmington (Delaware), donde hablaba de inversiones en infraestructuras. «Parece que podría ser una tragedia terrible. Estamos tratando de confirmar la presencia de ciudadanos estadounidenses a bordo, que es nuestra primera prioridad», afirmó. «Estados Unidos ofrecerá cualquier tipo de asistencia que podamos para ayudar a determinar qué ocurrió y por qué», añadió.

A esas alturas las autoridades ucranianas ya habían confirmado el siniestro total del Boing 777, que no ha dejado superviviente alguno. Según Associated Press, 23 estadounidenses se encontraban a bordo. «Muchos de los pasajeros estaban aún con los cinturones de seguridad puestos conectados a partes del avión», tuiteó Sabrina Tavernise, una periodista del New York Times que se encontraba en la escena del siniestro. «Incongruentemente, muchos de los cuerpos repartidos entre los restos humeantes estaban en su mayor parte intactos, indicando que el avión había tenido al menos un aterrizaje relativamente controlado».

Según los analistas, eso significa que el avión no explotó en el aire, sino al estrellarse contra el suelo. Presumiblemente, si se confirma la teoría de que fue impactado por un misil ruso, el hecho de que los pasajeros siguieran con los cinturones puestos implica que el misil no impactó sobre el depósito del avión, que iba lleno de combustible para el largo vuelo hasta el corazón de Asia, sino que lo partió en dos, probablemente por el ala, impidiéndole continuar el vuelo.

Si bien los informes preliminares culpaban a los rebeldes de atacar a ese avión de pasajeros por error, senadores habituamente prontos a comentarios incendiarios, como John McCain, compartían ayer la cautela del Gobierno. De confirmarse que fue derribado deliberadamente, «obviamente cambiaría la partida y tendría horribles consecuencias», advirtió McCain, sin atreverse aún a creerlo.