Un baile de gauchos y polémicas

Ante la histórica Puerta de Brandenburgo, el escenario era perfecto para una fiesta cinco estrellas por el Mundial logrado por Alemania, pero en este caso el festejo tuvo una condecoración menos. La pérdida de galones no se debió tanto al hecho de que eran cuatro los títulos que celebraban como por sobrepasar, según la crítica, la fina línea que separa la inocente broma de la irrespetuosa burla. Dentro de ese ambiente de euforia y despreocupación llegó la actuación del sexteto de futbolistas (Klose, Götze, Kroos, Schürrle, Weidenfeller y Mustafi) que, a posteriori, desató la polémica. «Así caminan los gauchos», coreaban los jugadores mientras encorvaban su cuerpo para, después, gritar «¡y así caminan los alemanes!», al mismo tiempo que se erguían entre risas.

Muchos han sido los dardos que se han lanzado unas y otras selecciones a lo largo del Mundial, pero parece que el show alemán ha sido el que más daño ha provocado en los receptores de la mofa. El gesto fue considerado una ofensa y una falta de respeto hacia el colectivo albiceleste, algo que no ocurrió cuando los jugadoresde Sabella entonaron canciones riéndose de los brasileños durante el Mundial.

A tenor de las críticas recibidas, el presidente de la Federación de Alemania, Wolfgang Niersbach, aclaró que sus futbolistas no tenían la intención de reírse de los albicelestes: «La idea de los jugadores surgió espontáneamente de la emoción y la alegría que se vio. Los deportistas no se burlan de nadie. Lo siento si esto fue malinterpretado».

A pesar de las disculpas de Niersbach, las críticas hacia los alemanes tanto en redes sociales como desde algunos medios de comunicación, incluso de su país, se multiplicaron. «La fiesta de la Puerta de Brandeburgo se transformó en un gigantesco gol en contra. Con una mala burla (...) los campeones mundiales alemanes empañan la imagen de una nación abierta y tolerante», apuntó el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung.

Hasta 'el baile de los gauchos' la burla más recurrente del Mundial fue el cántico argentino sobre los brasileños, pero todo vuelve y los albicelestes no iban a ser una excepción a la hora de aplicar aquello de 'quien ríe último, ríe mejor'. Aunque esta última risa se congelara en la boca de los alemanes.