Los móviles vienen de cara

Los fabricantes se esfuerzan por dotar de mayores prestaciones a la cámara frontal, hasta hace poco algo secundario. El tsunami de los 'selfies' se ha colado en la agenda del mundial de constructores móviles. Lo que tradicionalmente era un aspecto secundario y carente de atractivo ha empezado a tomar cuerpo, atrayendo un interés creciente. En los últimos meses se han lanzado al mercado diferentes 'smartphones' que han tratado de hacer de la cámara frontal, sin ser el principal atractivo, un argumento de compra.

La última en subirse a este carro ha sido Sony, que la pasada semana anunció, casi de manera sorpresiva, un nuevo miembro de su familia Xperia, el C3. Se trata de un teléfono de 5,5 pulgadas que, además de su sensor de cinco megapíxeles, ha incluido un flash led en su parte frontal para solucionar uno de los mayores problemas a la hora de autorretratarse: la falta de luz.

Esta solución, con la que ya experimentaron otros fabricantes sin levantar tanta expectación, se une a una larga lista de soluciones alumbradas en 2014. Así, LG ha incluido en su G3 un control gestual para tomar la imagen abriendo y cerrando la mano. Además, los surcoreanos plantean que el recuadro de la cámara se pueda hacer más pequeño y aprovechar esos espacios para ofrecer una iluminación extra.

Aunque habitualmente la cámara frontal ha venido orbitando sobre los dos megapíxeles, ahora hay quienes han echado el resto con este apartado. Así Huawei ha mejorado este apartado hasta los ocho megapíxeles en su Ascend P7, recientemente lanzado en España tras su presentación en París en mayo. Otras firmas menos conocidas se han atrevido a hacer apuestas similares y buceando en el ecléctico mercado chino uno se puede topar con una barbaridades que cuentan hasta con 13 megapíxeles. Otros, como HTC, han apostado por montar un gran angular en la cara del teléfono o un mecanismo abatible que, con tan solo girarlo, permite usar la lente indistintamente en la parte delantera o trasera.