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El pasaje peatonal está muy deteriorado. :: J. A. C.
Chiclana

Guerra a la dejadez en el edificio de la Plaza Mayor

El Ayuntamiento ordena a las empresas encargadas de la gestión de las oficinas a adecentar y reparar desperfectos y deterioros de años de inactividad

JESÚS A. CAÑAS
CHICLANA.Actualizado:

No hay mal que 100 años dure, ni cuerpo que lo resista. O en este caso, edificio. Y es que después de seis de inactividad, anclado en la Plaza Mayor, el edificio de oficinas presenta evidentes síntomas de dejadez en sus bajos. Una situación que pretende atajar el Ayuntamiento de Chiclana a la mayor brevedad posible. Así, la Delegación de Urbanismo ha ordenado a la empresa concesionaria de la gestión del inmueble que acometa obras para subsanar los desperfectos surgidos en años de actividad. Concretamente, el expediente publicado en días pasados en el Boletín Oficial de la Provincia, hace referencia a las numerosas pintadas, deterioros y obras que se quedaron por realizar en los bajos del edificio.

Así, el expediente contra la empresa se deriva tras una inspección ocular del exterior del inmueble ya que «interiormente no se ha podido inspeccionar debido a la imposibilidad de acceso». En dicha valoración realizada por un arquitecto municipal se han encontrado desperfectos que contravienen «la seguridad, salubridad y ornato público». Así, establece la obligación de la UTE formada por Mac-Puar Servicios Industriales, S. L. y Aire Sur Desarrollos Inmobilarios S. L. a efectuar una serie de trabajos destinados a poner fin a una serie de desperfectos detectados en los bajos, concretamente en el pasaje peatonal y en los bajos de la fachada que da a la calle de Argüelles. Tal y como detalla el expediente: «Puede observarse el mal estado de conservación de algunas zonas puntuales de las fachadas, muy abandonadas, sin mantenimiento y dejadas totalmente»

Así, además de las visibles pintadas que han ido proliferando en estos años, el informe puntualiza la necesidad de acciones que atajen «la posibilidad de riesgo para viandantes». De esta forma, desde el Consistorio se remarca la obligatoriedad de poner fin a «los desprendimiento de los guarnecidos de perliescayola de recubrimientos de techos» en la zona del pasaje. Igualmente, el arquitecto municipal detectó «otras zonas presentan fisuras y deterioros de los enfoscados y pinturas de protección de los mismos». A eso se suma la situación de partes del acerado e incluso de la instalación eléctrica. Con respecto a la primera zona, se pide a las empresas el arreglo de «zonas puntuales del acerado presentan mal estado con posibilidad de riesgo para viandantes». Con respecto a la instalación, el expediente describe «la existencia de cableados sin protección alguna», como es el caso de la entrada al aparcamiento subterráneo del edificio, donde la instalación está aún en precario, con cables que penden de la fachada.

Ante esta situación y «toda vez que pudiera existir riesgo para las personas y las cosas y en aras de mantener el adecuado restablecimiento de las debidas condiciones de seguridad y ornato públicos», el citado expediente obliga a la empresa a realizar todas las actuaciones que acaben con la situación de dejadez en el pasaje (paredes y techos), instalación eléctrica y zonas del acerado en un plazo de 5 días. Se da la circunstancia que la publicación en el BOP viene motivada por la imposibilidad de ponerse en contacto con las citadas empresas. Este medio también intentó sin éxito ponerse en contacto con ambas instituciones con sede en Sevilla.

Así las cosas, de no realizarse las obras requeridas (de hecho ya ha transcurrido el plazo establecido sin que hayan comenzado los trabajos), será el Ayuntamiento el que realice las actuaciones de forma subsidiaria para pasar a cobrarle a las empresas el importe de dichos trabajos. Igualmente, Urbanismo se reserva el derecho de imponer «hasta diez multas coercitivas con periodicidad mínima mensual, por valor máximo, cada una de ellas, del 10% del coste estimado de las obras ordenadas».

De oficinas a viviendas

Lo cierto es que la dejadez del edificio de oficinas viene de lejos. Desde que acabaron las obras en 2008 (envueltas en la polémica por el evidente impacto visual del inmueble en la plaza), aún no se ha conseguido desencallar su situación para darle uso. A lo largo de estos años, se planteo un plan de usos en un plazo de tres años que resultó fallido. También se acabó descartando el traslado de la Escuela de Idiomas a una de las plantas del edificio. Su puesta en uso estuvo ligada a la aprobación de las Normas Sustantivas, aunque la puesta en vigor de éstas tampoco se cristalizó en la instalación de empresas y oficinas en el inmueble.

Ahora, la salvación del edificio parece que llegará con la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana. Así, el documento establece un cambio de usos para el inmueble, que pasaría de poder albergar oficinas a convertirse a uso residencial. Eso obligaría a realizar obras de adaptación para este fin. Lo único que, a estas alturas, sí parece claro es que la solución definitiva al edificio de la Plaza Mayor aún está lejos.