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Varios vehículos circulan por la autopista A-9 cerca de Múnich, en el sur de Alemania, que quiere servirse de peajes para renovar su maltrecha red viaria. :: MICHAELA REHLE / REUTERS
MUNDO

Alemania quiere cobrar a los conductores europeos por usar todas sus carreteras

El socio menor del Gobierno de Merkel, la CSU, impulsa un peaje a partir de 2016 que prevé recaudar 600 millones al año

JUAN CARLOS BARRENA
BERLÍN.Actualizado:

La alianza gubernamental de conservadores y socialdemócratas alemanes va camino de cumplir todas sus promesas electorales y los distintos puntos del acuerdo de 'gran coalición' suscrito poco antes de la pasada Navidad en menos de un año. Al salario mínimo interprofesional, las jubilaciones anticipadas a los 63 años para quienes hayan cotizado 45 o las pensiones por maternidad se sumará ahora la tasa o peaje para todos los vehículos que utilizan las carreteras alemanas y que impuso en las negociaciones para la 'gran coalición' la Unión Socialcristiana (CSU), la hermana bávara de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller federal, Angela Merkel.

El ministro de Transportes e Infraestructuras, el bávaro Alexander Dobrindt, presentó ayer los primeros detalles de lo que puede considerarse su proyecto personal, una tasa por el uso de las carreteras alemanas que gravará fundamentalmente a los vehículos extranjeros.

El acuerdo de coalición contempla que la iniciativa de Dobrindt debe cumplir tres premisas fundamentales: reportar dinero a las arcas del Estado federal, no gravar suplementariamente a los propietarios de vehículos con matrícula alemana y no atentar contra la legislación de la Unión Europea. Por este último motivo, nadie en realidad da por seguro todavía que la propuesta del político conservador llegue a fraguar, ya que antes de confirmarse debe pasar los filtros del Gabinete ministerial, el Parlamento federal y la Unión Europea.

La «tasa de infraestructuras», como ha sido bautizada la criatura por el propio Dobrindt, reportará al Estado unos 600 millones de euros anuales suplementarios. Si su puesta en marcha llega a consumarse, como prevé el ministro que ocurra a partir del 1 de enero de 2016, desde esa fecha todos los vehículos que circulen por Alemania deberán incorporar una pegatina que certifique el abono de ese impuesto en su parabrisas, al igual que sucede ya en otros países como Suiza, Austria, Eslovaquia o la República Checa.

La diferencia reside en que mientras en los citados Estados vecinos esa tasa grava solamente el uso de las autopistas locales, la que quiere implantar Alemania se cobrará por utilizar toda la red de carreteras, también las locales, comarcales o regionales. Dobrindt explicó que los vehículos con placas germanas pagarán el nuevo gravamen según su carga ecológica por cubicaje y tipo de combustible pero, a fin de cuentas, la nueva situación se verá compensada con una reducción del impuesto de circulación, de manera que al final no se produzca un desembolso suplementario.

Objeciones internas

En el caso de los automóviles extranjeros se ofrecerán pegatinas válidas durante 10 días por diez euros; durante un mes, por 20 euros; y una tercera modalidad que podrá emplearse a lo largo de un año a cambio de unos 100 euros. Las viñetas habrá que adquirirlas en las gasolineras situadas inmediatamente después de cruzar la frontera con Alemania. Los ciudadanos de este país las recibirán por correo en su domicilio.

La iniciativa del ministro bávaro ha sido cuestionada desde el principio por sus socios socialdemócratas pero también por un apreciable sector de sus hermanos cristianodemócratas. El SPD ya anunció al suscribir el acuerdo para la 'gran coalición' que Dobrindt debería hilar muy fino si aspiraba a conseguir su respaldo. Y la propia líder conservadora, que ayer se hallaba oportunamente de viaje en China, vaticinó que una iniciativa de este tipo no se aprobaría con ella en el poder.

También desde Bruselas soplan vientos desfavorables. El eurocomisario de Transportes y Tráfico, Siim Kallas, ha advertido reiteradamente en los últimos meses de que no puede darse un vínculo entre la introducción de la nueva tasa y la reducción del impuesto de circulación. Además, países como Holanda y Austria han comunicado que denunciarán inmediatamente ante los tribunales comunitarios el gravamen impulsado por Dobrindt, que consideran una discriminación hacia los automovilistas extranjeros. En Suiza, Austria, Eslovaquia o la República Checa la pegatina la compran todos, nacionales y extranjeros, y a los vehículos locales no se les reduce a cambio el impuesto de circulación.